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Entrevista:LA GENERACIÓN DEL PUJOLISMO | BIEL DURAN, actor | ELECCIONES EN CATALUÑA

"Hay que estar contra la derecha como nuestros padres contra Franco"

Hubo una época en que nadie llamaba por su nombre al joven actor Biel Duran (Gelida, 1984). Para la gente que le saludaba por la calle, él era Toni Castro, su personaje durante tres años en la teleserie de TV-3 Nissaga de poder. "Ésta es una de las cosas buenas de hacerse mayor y crecer físicamente", cuenta Biel, "que ya nadie me llama Toni". Biel Duran ha dejado atrás una larga nómina de niños de cine y televisión, pero el adolescente sigue en la onda: tras el papel de protagonista en la película Más pena que gloria, de Víctor García León, que le valió una candidatura a los Goya y el premio al mejor actor en el Festival de Málaga, Biel Duran está estudiando Interpretación en el Institut del Teatre y Filosofía en laUniversidad de Barcelona: "Lo hago como deporte mental, ya sé que ser filósofo en el siglo XXI es como ser astronauta en la Edad Media", dice.

Excepto por un año en que se trasladó a Madrid, durante el rodaje de la serie El pantano -"que Antena 3 se cargó al quinto capítulo"-, Biel sigue viviendo con sus padres. "La vivienda es el problema de los jóvenes. Irse a vivir solo se ha convertido en una utopía. Además, esto choca con una generación, la nuestra, que se acomoda fácilmente, que tiene una conciencia política muy vaga. Hay que estar contra la derecha de hoy igual que nuestros padres estaban contra Franco", se queja. Pero hay más: "La reválida en las universidades aprobada por el PP es una barbaridad, por ejemplo, o la adicción a la tele de muchos jóvenes".

Biel se declara "más o menos" catalanista, pero piensa que debería ser posible una distinción entre catalanista y nacionalista. "Me revienta ese nacionalismo absurdo que se centra en las pijaditas y no en lo que es importante, por ejemplo cuando TV-3 emite películas españolas dobladas al catalán", dice. Como actor, forma parte de la herencia cultural pujolista, ¿no? "Sí, pero la cultura no se ha monopolizado tanto como parece a primera vista: el Lliure y el Nacional pueden coexistir; el control de los medios de comunicación es más sutil que en el caso del PP y el modelo de televisión autonómica ha sido coherente, apostando por unir calidad y audiencia".

Ante las próximas elecciones, piensa que la mejor herencia que ha dejado el pujolismo son "las ganas de cambiar", y lo argumenta: "La Cataluña del siglo XXI tiene que ser de izquierdas, con ciudades cosmopolitas, inmigrantes y estudiantes llegados de toda Europa. No me gusta que se reciba a la gente con ese nacionalismo endogámico, con esa cultura de Liceo tan elitista y aburguesada".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de noviembre de 2003