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Crítica:XX FESTIVAL DE OTOÑO | Grupo Cosmos 21

Entre el zen y san Juan de la Cruz

No ha habido concesiones a la tradición en el primero de los tres conciertos del grupo Cosmos 21 que forman la serie En el dintel de un nuevo milenio, programada por el Festival de Otoño. La obra más antigua es de 1985. Y la secundan dos estrenos absolutos y piezas de 2000, 2001 y 2002. En las actuaciones de hoy y mañana en Parla al menos hay un clásico del siglo XX, bien sea La historia del soldado, de Stravinski, o el Cuarteto para el fin de los tiempos, de Messiaen. Claro que John Cage es también, a su manera, otro clásico, y Ryoan-ji, una muestra muy representativa de su estilo final.

El concierto de anteayer estaba estructurado en dos bloques. El primero, alrededor del budismo zen, y en concreto del templo de Ryoan en Kioto, con sus míticos jardines de piedra, motivo de inspiración de Cage, Barber y Galán. El segundo bloque es, en realidad, un tríptico sobre san Juan de la Cruz, de Galán, con los estrenos de Llama de amor vivo y Soledad sonora y la revisión de Noche oscura. La música tiende, pues, un puente a la meditación, o quizás la meditación a la música. La parte zen es ilustrada por fotografías alusivas a la serenidad de las piedras del templo japonés y la de san Juan de la Cruz con pinturas de Manuel Prieto, buscando una correspondencia entre sonidos e imágenes.

Lo visual y lo sonoro

Obras de John Cage, Llorenç Barber y Carlos Galán. Grupo Cosmos 21. Director: Carlos Galán. Festival de Otoño. Teatro Fernando de Rojas. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 4 de noviembre.

Las tres obras zen son excelentes. Parten de un tronco común pero los resultados son muy diferentes. La de Cage es la más conceptual y rotunda; la de Galán es la más misteriosa en su exploración del sonido y la de Barber (con el curioso título Por cierto) es la más desprejuiciada y con mayor sentido del espectáculo gracias a su evidente ironía. En cualquier caso, es una trilogía muy sugerente que preserva una buena dosis de serenidad sin renunciar a las cotas de investigación plástico-sonora.

Enigmática y seductora

Del tríptico de san Juan es seguramente Soledad sonora la pieza más redonda o, si se prefiere, más enigmática y seductora. Galán continúa aferrado a sus postulados de música matérica, con una prioridad manifiesta en el tratamiento del sonido en sí mismo. Su grupo Cosmos 21 ha llegado a los 15 años de trabajo continuado y eso se nota en la compenetración de los instrumentistas y también en la convicción con la que afrontan cada nuevo reto. Carlos Galán se muestra con efectividad desde la dirección orquestal.

El público se lo pasó en grande. Lástima que un teléfono móvil indomable y un ataque de tos no menos chillón rompiesen la atmósfera de concentración en uno de los momentos más intimistas de la noche.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de noviembre de 2003