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Israel denuncia la injerencia de países europeos al promover el plan de Ginebra

El Gobierno de Sharon presenta una protesta formal ante Suiza por respaldar la iniciativa

El Gobierno y la derecha de Israel han abierto una ofensiva contra el Acuerdo de Ginebra, el proyecto de paz elaborado por la izquierda israelí y los sectores moderados palestinos, con el que se pretende plantear una alternativa a la política belicista del primer ministro, Ariel Sharon. El primer embate de esta ofensiva lo acaba de protagonizar el Ministerio de Exteriores, al presentar una protesta formal ante el Gobierno de Suiza por su "participación activa" y "colaboración" en la elaboración de esta propuesta de paz, una de las más ambiciosas y completas en la historia del conflicto palestino-israelí.

Dos israelíes se han querellado contra un impulsor del acuerdo por el delito de traición

El secretario general de la ONU saludó ayer la iniciativa de paz, que calificó de "valerosa"

El director general del Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén, Yoav Viran, presentó hace pocos días una protesta formal al encargado de negocios de la Embajada suiza, Claude Altermatt, en ausencia del embajador, por la participación y colaboración que el Ministerio de Exteriores de Berna ha prestado durante cerca de dos años a los gestores del Acuerdo de Ginebra, según informó ayer un portavoz de la diplomacia israelí.

Según sectores pacifistas, la protesta diplomática tiene como objeto blindar la política belicista de Sharon, y al mismo tiempo intimidar a los equipos que han promovido y participado en el proyecto, a la cabeza de los cuales están los ex ministros de Justicia israelí, Yosi Beilin, e Información palestino, Yasir Abed Rabbo. La protesta supone además un toque de atención a la jefa de la diplomacia suiza, la controvertida socialdemócrata Micheline Calmy-Rey, para frenar al mismo tiempo otras injerencias internacionales "no deseadas". El ministro de Exteriores, Silvan Shalom, acusó a Francia y Bélgica de financiar este plan con cerca de siete millones de dólares.

Esta operación de acoso impulsada por el Gobierno cuenta ya con el apoyo incondicional de los diputados más radicales de la extrema derecha, que han llegado a pedir en el Parlamento que se juzgue por un delito de traición a los impulsores de la iniciativa. La protesta de la extrema derecha ha encontrado eco en dos ciudadanos anónimos: un profesor de Física vecino de Jerusalén y un abogado de Ramat Gan, que han presentado ante un juzgado sendas querellas contra Yosi Beilin por un supuesto delito de traición, contemplado en el artículo 97B del Código Penal, en el que se prohíbe llevar a cabo negociaciones con el enemigo.

Esta ofensiva no parece inquietar a los dirigentes pacifistas de los dos bandos, que han programado un nuevo encuentro para este fin de semana en Jerusalén, para intentar resolver los últimos flecos del documento y preparar la gran reunión a celebrar dentro de dos semanas en Ginebra, en el transcurso de la cual se lanzará a los cuatro vientos la iniciativa.

La reunión estaba en principio prevista para el pasado martes, coincidiendo con el noveno aniversario del asesinato del primer ministro Isaac Rabin, pero razones logísticas y la oposición de los familiares del gobernante asesinado han hecho aconsejable trasladar la sesión a finales de noviembre. La reunión podría celebrarse a partir del 21 de este mes, según aseguraron ayer palestinos e israelíes.

"Esperamos que la reunión de Ginebra suponga un gran acto internacional a favor de la paz en el conflicto israelo-palestino", aseguraba ayer un portavoz del Ministerio de Exteriores palestino, al tiempo que desvelaba algunos secretos de la cumbre: se afirma que participarán los ex presidentes norteamericanos Jimmy Carter y Bill Clinton, y que acudirán además dos delegaciones amplias, representando a Israel y Palestina, que sumarán en total más de 400 personas.

Los sectores pacifistas israelíes y los dirigentes moderados palestinos, que han trabajado con discreción durante dos años en la elaboración del acuerdo en numerosos países del mundo, incluidos Gran Bretaña, Japón o EE UU, han iniciado en los últimos días una campaña popular en busca de adhesiones. La operación es difícil, aseguraban ayer representantes de los dos bandos, ya que las reticencias entre los sectores susceptibles de dar apoyo al documento son importantes. La izquierda israelí, especialmente los laboristas liderados por Simón Peres, han manifestado ya su oposición al documento, al señalar que interfiere con el plan oficial de paz, la Hoja de Ruta, impulsada por Estados Unidos. En el lado palestino, las reservas vienen de los sectores no vinculados al partido gubernamental Al Fatah, que fueron alejados del equipo negociador.

[El secretario general de la ONU, Kofi Annan, consideró como un "intento valeroso" el Acuerdo de Ginebra, informó ayer un portavoz del organismo a la agencia Efe. "El secretario general da la bienvenida al Acuerdo de Ginebra, que describe pasos detallados y exhaustivos para resolver el conflicto palestino-israelí", señaló el portavoz de Annan, Stephane Dujarric.]

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de noviembre de 2003