Cataluña empezó la década de 1980 con una progresiva caída del empleo que tocó fondo en 1985, cuando alcanzó el mínimo de trabajadores ocupados (algo menos de 1,8 millones) y alcanzó una tasa de paro del 22%. "Al tiempo que se destruía empleo, se incorporaban al mercado laboral muchas mujeres y jóvenes del baby boom", cuenta el catedrático de Economía Aplicada de la UAB, Josep Oliver.
"La entrada de España a la UE y la caída del precio del petróleo y el dólar", dice Oliver, favorecieron una recuperación del empleo hasta 1992, que se experimentó de nuevo a partir de 1995. "Pero fue un crecimiento poco sólido, apoyado en sectores de bajo valor añadido como el comercio, la hostelería y la construcción, que no se ha traducido en un importante aumento de la productividad".-
J. C.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de noviembre de 2003