Dos supuestos terroristas islámicos se inmolaron ayer en La Meca al hacer estallar los explosivos que llevaban consigo cuando eran perseguidos por la policía de Arabia Saudí. Pocas horas antes, otro presunto integrista armado había sido abatido a tiros por agentes de las fuerzas de seguridad, que lanzan sucesivas redadas en la ciudad santa contra miembros de la red Al Qaeda en pleno Ramadán. Tanto Estados Unidos como el Reino Unido han alertado del peligro de ataques terroristas durante el mes sagrado musulmán.
Un portavoz policial aseguró que "los dos fugitivos se hicieron estallar", a la espera de que se reciban aún los informes forenses sobre sus autopsias. Según una información de la agencia estatal de noticias saudí, ocho policías habían sufrido heridas en el enfrentamiento registrado al amanecer en el distrito de Suwedi de La Meca. El Ministerio del Interior saudí admitió más tarde que un número indeterminado de terroristas pudieron escapar.
Arabia Saudí, país de nacimiento de Osama Bin Laden, ha declarado la guerra a los miembros de Al Qaeda que intentan derrocar a la familia real, a la que acusan de corrupción y sometimiento a la política de Estados Unidos.
Las autoridades saudíes aseguran haber detenido a cuatro saudíes y a un nigeriano, acusados de planear ataques en La Meca el pasado lunes, a quienes les fueron confiscadas armas y explosivos. Las autoridades saudíes han endurecido la lucha antiterrorista tras los atentados del pasado mayo en Riad, la capital saudí, en los que murieron 26 extranjeros, entre ellos nueve estadounidenses.
Desde entonces, las autoridades saudíes han arrestado a unos 600 presuntos terroristas, en medio de continuos informes sobre redadas y enfrentamientos armados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de noviembre de 2003