Los escritores Joaquín Leguina y Benjamín Prado coincidieron ayer en criticar la presencia cada vez mayor en la literatura de "lo políticamente correcto". Ambos participaron en el VII Congreso de Escritores Españoles que se celebra estos días en Sevilla y uno de cuyos temas gira en torno al Compromiso ético y literario del escritor. Los dos autores consideran que opinar y reflexionar es una "obligación" del escritor, aunque discreparon en cómo debe plasmarse en la obra.
Benjamín Prado prefiere que los libros estén llenos de opiniones políticas o sociales; mientras que Joaquín Leguina se mostró a favor de que la obra se quede algo más al margen y, sobre todo, de que no se le contagie de "doctrina política".
Según Benjamín Prado, el escritor tiene que tener talento, contar historias y entretener, pero también debe asumir una responsabilidad literaria y moral. "Si a eso queremos llamarlo compromiso, lo llamamos así", apuntó Prado, quien se mostró a favor de que los autores opinen en sus obras. "A mí en un libro me gusta encontrar opinión. ¿Por qué hay que ser imparcial para escribir un libro?", se preguntó.
Para el poeta y novelista madrileño, el "cáncer terrible" que padecen la sociedad y la literatura española no es otro que el de la corrección política. "Todo tiene que ser políticamente correcto y eso hace que la gente no se atreva a tener un pensamiento individual e intenten someterse a códigos", lamentó, antes de criticar a "esta especie de sociedad tontorrona que ha ideado la barbaridad del pensamiento único".
"Se ha inventado la aldea global, que consiste en que todo el mundo lea, vista y coma lo mismo. Y, a ser posible, que no piense", señaló Prado, quien advirtió de que esta tendencia "ha contagiado" ya a la literatura.
Joaquín Leguina, por su parte, pidió que los escritores diferenciaran entre su propio compromiso político y el de su obra. El ex presidente de la Comunidad de Madrid y diputado socialista considera positiva la militancia política de los escritores porque "suele ser una buena fuente de conocimiento acerca de la realidad y de la condición humana", pero siempre que sepa mantenerla al margen de sus libros.
"Reclamo la independencia para la obra", subrayó Leguina, "que el autor se olvide de consignas y coyunturas". Para el escritor cántabro, uno de las lacras de la literatura del último siglo es que el compromiso ha tomado a menudo el camino del "dogmatismo sectario".
Leguina comparó la labor de Jean Paul Sartre con la de Albert Camus. El primero, dijo, se comprometió con el estalinismo y luchó siempre en el bando de "cualquier cosa que se opusiera al sistema, pero a un intelectual se le debe exigir algo más".
Un paso más con el que, según Leguina, sí cumplió Camus, que supo mostrar libertad de criterio. "Un intelectual comprometido hasta las cachas", lo definió el ex presidente de Madrid. "Pero si uno se acerca a su obra, que no busque militancia ni consignas".
Como Benjamín Prado, Leguina arremetió contra la corrección política, "una especie de catecismo del compromiso". "Si el compromiso que se le va a exigir a los intelectuales pasa por lo políticamente correcto, que no cuenten conmigo", advirtió. "Ante una realidad compleja como esta, uno debe enfrentarse con pensamiento analítico. Lo demás es hacerle el juego a la catequesis", dijo el escritor.
Durante la jornada de ayer en Sevilla, el VII Congreso de Escritores Españoles acogió también una mesa redonda organizada en colaboración con la Fundación de las Tres Culturas -institución que depende de la Junta de Andalucía- para hablar de las relaciones culturales y literarias entre Marruecos y España.
En el acto participaron tres escritores árabes, Ibrahim El Khatyd, Abderraman Ben El Ammar y Ismail El Ouetmani; el director de la Fundación de las Tres Culturas, Bernardino León; el director de la Fundación Instituto Castellano Leonés de la Lengua, Gonzalo Santoja, y el secretario de la Asociación Colegial de Escritores Españoles, Andrés Sorel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de noviembre de 2003