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La derecha tradicional de Guatemala se une contra Ríos Montt

Los candidatos Berger y Colom anuncian que perseguirán judicialmente al ex dictador

Los dos favoritos a la presidencia de Guatemala, Óscar Berger y Álvaro Colom, prometieron perseguir judicialmente al ex dictador Efraín Ríos Montt (1982-1983), candidato del derechista y gubernamental Frente Republicano Guatemalteco (FRG), si ganan el Gobierno en las generales de ayer. La Nobel Rigoberta Menchú pidió el voto para cualquiera de los dos primeros. El intento de asesinato del secretario político de la coalición de Colom precedió el arranque de una consulta cuyo objetivo democrático fue impedir el paso a la segunda vuelta del ex general golpista.

La participación se acercaría al 60%, según calculan fuentes de la autoridad electoral. "Ríos Montt tiene que preocuparse dónde va a estar en enero", advirtió el conservador Berger, líder de la Gran Alianza Nacional (GANA), al emitir el sufragio. Horas antes lo había hecho el ex dictador, entre abucheos y aplausos. "Vamos a facilitar para que se persiga a los que se burlaron de nosotros y se robaron el dinero de los guatemaltecos", precisó Berger, de 57 años, primero en los sondeos con el 30,9%. "Si gano lo meto en el bote", afirmó el centrista Álvaro Colom, aspirante de la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), 27,5%. Efraín Ríos sumaría el 11,7%. Un observador europeo que escuchó largamente al ex general Ríos durante una reunión oficial fue lapidario: "Es puro fascismo con ribetes de mesianismo".

A los 29 asesinatos de la campaña se sumó ayer otro intento. Horas antes de abrir los colegios, dos pistoleros hirieron al dirigente de la UNE Rolando Morales cuando entraba en su domicilio. Un tiro le alcanzó la femoral, pero salvó la vida. Pese a la violencia de las semanas previas, los incidentes de ayer fueron aislados. Dos mujeres murieron aplastadas en una concentración y electores de dos municipios, contrariados por la lentitud en la emisión del voto o al no aparecer en las listas, quemaron 30 urnas.

Un total de 5.073.282 guatemaltecos, de un población de once millones, pudieron elegir al presidente y vicepresidente de la República, los 158 diputados del Congreso, 20 escaños del Parlamento Centroamericano, y 331 ayuntamientos, por un período de cuatro años. Es improbable que algún candidato a la presidencia supere el 50% requerido para evitar la segunda vuelta del 28 de diciembre. El presidente saliente, Alfonso Portillo, que pertenece al partido que Ríos Montt, votó proclamándose satisfecho: "dejo el país mejor que lo encontré".

En la antípoda, el diario Tribuna Libre declaró su Administración "la más corrupta de la historia" y los analistas y guatemaltecos de a pie consultados niegan o no perciben los logros reclamados, principalmente en la macroeconomía. "La sucesión de gobiernos corruptos ha arruinado a este país y el que se va no es una excepción", lamenta un capellán español con 40 años de estancia en Guatemala.

La inseguridad, la corrupción, el narcotráfico y la pobreza, que castiga a cerca del 80% de la sociedad, serán los principales retos de próximo gobierno de un país que sufrió 200. 000 muertos en su pasada guerra interna (1960-1996). Los asesinatos de la delincuencia común durante el Gobierno de Portillo aumentaron un 163% este año, según las estadísticas disponibles, hasta alcanzar los 2.832.

La corrupción implicó a destacados funcionarios y el robo de despacho supera los 410 millones de dólares, de acuerdo con las denuncias. "El narcotráfico es una gran empresa", según el fiscal Fernando Mendizábal. Por otra parte, los indígenas de las 23 etnias existentes, el 41% de la población total, son todavía carne de cañón electoral y menospreciados "por todos los partidos", denunció la organización Defensoría Maya. Son menos del 10% de los más de 9.200 candidatos que aspiran a los 3.532 cargos en disputa, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de noviembre de 2003