El martes 4 de noviembre, a las 14.00, dieron de alta a mi madre en el hospital de la Princesa, donde estuvo ingresada como consecuencia de una caída. Debo aclarar que mi madre tiene 81 años, varias operaciones en su historial e importantes problemas circulatorios y neurológicos, amén de haber sufrido hace dos años una fractura de cadera.
Por ese motivo, y por haberle prescrito reposo el traumatólogo, se solicitó ambulancia para el traslado a su domicilio. Hasta aquí todo normal. Lo que no es de recibo es que la ambulancia llegara a las 11.30 de la noche, es decir, nueve horas y media más tarde. Y lo que ya resulta de juzgado de guardia es que llegaran justo al cuarto de hora de solicitar yo una hoja de reclamaciones, y sólo diez minutos más tarde de que apareciera la traumatóloga toda acalorada pidiendo disculpas.
Señor consejero, ¿esto quiere decir que la Sanidad en Madrid sólo funciona a golpe de amenazas de reclamación? Si es así, éste es un asunto muy triste y muy serio. Señores responsables del hospital de la Princesa y de ambulancias Alerta, en justa reciprocidad les deseo a todos una larga vida, y a los que en su momento les atiendan, el mismo nivel de incompetencia que ustedes han demostrado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de noviembre de 2003