El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, urgió ayer a Estados Unidos a que cambie de estrategia en Irak, pero trató de quitarle de la cabeza la idea de retirar a su contingente militar y advirtió de que sus fuerzas deben continuar, pero "bajo la égida de los iraquíes". Al mismo tiempo, propuso que el secretario general de la ONU desplace a Bagdad a "un enviado especial", capaz de "trabajar sobre el terreno con Paul Bremer, el representante norteamericano". "Hoy no se puede pedir la salida de las tropas norteamericanas", argumentó el jefe de la diplomacia francesa. "La acción en que EE UU se comprometió debe ser llevada adelante para lograr una mayor seguridad, pero debe conducirla bajo la égida de los iraquíes", insistió.
De Villepin enumeró las nacionalidades de los que están muriendo -"estadounidenses, británicos, polacos, españoles, italianos"- antes de preguntarse cuántas víctimas tendrán que acumularse para comprender la urgencia de un cambio de estrategia. El ministro de Exteriores francés se declaró dispuesto a acudir a "todas las citas, todas las concertaciones", porque "esto nos concierne a todos: se trata de la seguridad del mundo". El jefe de la diplomacia francesa propone constituir una "asamblea representativa" de los iraquíes, a partir del actual Consejo de Gobierno, de la cual emane "un Gobierno provisional de aquí a fin de año", porque la hipótesis de hacerlo en el verano de 2004 parece muy tardía.
Ahora que las cosas se complican, De Villepin garantiza a EE UU que Francia es "un país aliado y amigo", y que puede esperar de los franceses "solidaridad, propuestas y coraje". "Le hemos dicho [a EE UU] cuál es el camino que creíamos bueno", remachó, recordando así -sin necesidad de decirlo- que los gobernantes franceses tenían razón y los que se han equivocado se llaman George W. Bush, Tony Blair o José María Aznar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de noviembre de 2003