He esperado pacientemente para ver si algún diario informaba acerca del concierto que ofreció el grupo español Mago de Oz en Vistalegre el pasado viernes 31 de octubre. La razón de mi espera se debe a que una semana antes, en el mismo escenario y con la misma cantidad de público (si no menos), el concierto del británico Robbie Williams sí mereció la atención de los medios.
Como verán, hago hincapié en la nacionalidad de unos y otros, porque me extraña esa actitud cuando nos estamos quejando de la excesiva promoción que se les da a los triunfitos y otros por el estilo, marginando a tantos buenos músicos españoles.
Puede que el heavy metal no sea una música de su agrado ni Mago de Oz un grupo que despierte su interés, pero me parece digno de elogio que por fin un grupo heavy español mueva a tanta gente como la que vi en la plaza cubierta. Les guste o no, Mago de Oz ya es bandera de España en el mundo del rock y se merecen más atención. Por lo menos, podían, simplemente, haber explicado a los vecinos de Carabanchel la razón de que 10.000 locos se juntaran en su barrio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de noviembre de 2003