Los 21 países que integran el sistema de las Cumbres Iberoamericanas aprobaron ayer por unanimidad dotarse de una secretaría permanente, tras resolver algunas cautelas. Las principales son que el nuevo órgano no representará la política exterior de una comunidad dividida en torno al conflicto de Irak, y que tampoco implicará más gastos ni más burocracia. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, principal impulsor de esta reforma, ofreció, además, garantías de que el secretario general no será "en ningún caso" de nacionalidad española.
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Esas explicaciones bastaron para disolver las resistencias que habían trascendido durante los preparativos de esta XIII Cumbre celebrada en Santa Cruz de la Sierra, y que, a la hora de la verdad, no fueron muchas. El vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, planteó la imposibilidad de que una comunidad tan dividida sobre las cuestiones internacionales y económicas hable con una sola voz, y el presidente venezolano, Hugo Chávez, requirió que la sede del nuevo secretariado esté en América.
Aunque el tema de la sede no estaba en la agenda, Aznar se ofreció a tenerla en Madrid, si hubiera consenso, pero añadió enseguida que el secretario general "en ningún caso" será español. El presidente explicó que ha promovido la secretaría porque la considera buena para las cumbres, y no por un designio de controlarlas.
El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, autor del compromiso de reforma institucional que ayer aprobaron los 21, se encargó de disipar las dudas representadas por Cuba. Dijo que una comunidad puede dialogar aunque aloje opiniones enfrentadas y explicó que el secretariado sólo podrá hablar en nombre de la comunidad iberoamericana cuando reciba un mandato expreso.
Según Cardoso, es prematuro comparar la comunidad de estas cumbres reformadas con la Commonwealth del Reino Unido y sus ex colonias, aunque ése podría ser el modelo final. De inmediato, se trata de poner los medios para que los jefes de Estado y Gobierno que acuden a estas cumbres anuales surgidas hace 13 años por iniciativa de México y España puedan dedicar más tiempo a tomar decisiones sobre temas que les lleguen preparados a la mesa.
En la actualidad, denunció ayer el presidente de Chile, Ricardo Lagos, los líderes dedican horas a hablar de la pobreza y de los desequilibrios sociales, sin que jamás se haga nada. Ésa debe ser también la opinión del presidente argentino, Néstor Kirchner, que apenas estuvo presente ayer en una reunión que desdeña abiertamente como mero turismo político y a la que, según sus colaboradores, sólo aceptó asistir por la insistencia con que se lo pidió el pasado jueves en Buenos Aires el rey Juan Carlos.
Además del titular, el nuevo secretariado incorporará a dos secretarios adjuntos, uno de ellos dedicado a seguir el cumplimiento de los acuerdos de las cumbres, y a una serie de emisarios de los líderes, encargados de dar impulso político a sus preparativos.
Tanto los estatutos del secretariado como la titularidad de los cargos están por confeccionar. Empezarán a ser elaborados en cuanto cinco países ratifiquen el acuerdo de ayer, con vistas a que el nuevo órgano pueda entrar en funciones tras la cumbre de 2004.
Para Aznar, el acuerdo implica la culminación de un plan iniciado en 1998 con la creación de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana, basada en Madrid, que será incorporada a la nueva secretaría, y proseguido con el pacto de 2002 en Playa Bávaro de impulsar la reforma. Un fracaso en Santa Cruz le hubiera supuesto al presidente una seria derrota diplomática.
Aznar se declaró muy satisfecho por este paso, que calificó de "salto cualitativo", y rechazó que se hubiera sentido incómodo en esta cumbre, celebrada bajo el lema de "la inclusión social", por sus posiciones en materia de política internacional o económica. "He estado muy a gusto. No había ninguna razón para otra cosa. Estoy feliz y contento", dijo. Anoche se supo también que la cumbre del año 2005 se celebrará en Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de noviembre de 2003