El puerto de Valencia es uno de los candidatos a ser sede de la Copa América de navegación, representando a España.
Los lectores deben saber que las obras realizadas hace unos años en este puerto están provocando el retroceso continuo y la desaparición de las playas del sur de Valencia y de la Albufera, creando el mayor impacto ambiental de toda la costa mediterránea. En la actualidad está expropiando y destruyendo mas de 700.000 metros cuadrados de la mejor huerta protegida de Valencia para construir una "zona de actividades logísticas" (ZAL), donde se permiten los usos hoteleros, comerciales y residenciales (usos sin ninguna relación con la actividad portuaria), a 300 metros del Parque de las Ciencias y del Oceanográfico.
Las expropiaciones se efectúan antes de que los tribunales se pronuncien sobre la legalidad de la actuación, con fuerte despliegue policial, como en el anterior régimen, violando los derechos más fundamentales de las personas, y sin atender a los requerimientos del Defensor del Pueblo.
Además de lo anterior, el puerto de Valencia trafica con toneladas y toneladas de maderas procedentes de bosques primarios, a la vez que detiene a los miembros de Greenpeace por denunciar este tráfico ilegal.
No quedan ya gaviotas, pero presume de ser un puerto ecológico. Ni el puerto de Valencia se merece esa candidatura ni España se merece esa representación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de noviembre de 2003