"Debe abandonar la casa... Bea". Anoche escuchaba esta frase a través del tabique de mi habitación, seguida de sollozos y lamentos que no he sabido identificar, pero que presumo que pertenecerán a la nominada o denominada Bea.
Ayer mismo por la tarde, viendo en un vídeo cómo alumnos y profesores de Psicología realizaban un experimento con ratas blancas a las que introducían en un laberinto con el suelo metálico para proporcionar a los animales pequeñas descargas eléctricas conforme las condiciones experimentales lo requerían, me hicieron reflexionar sobre la idoneidad de realizar dichos estudios universitarios.
Puedo dejar Psicología, o cambiar de facultad. Lo que no puedo, ni quiero, es cambiar de país. Por eso, en este foro que son las cartas al director, me declaro en contra de que se eduque mediante la televisión pública a mis vecinos, con programas en los que se realizan experimentos no éticos con humanos. Como este llamado Gran Hermano, que utiliza la intimidad de las personas como espectáculo en vivo; que somete a los participantes a continuas situaciones de alabanza / denigración. Malcomprándolos con algo más de "quince minutos" de fama.
Si no arreglo pronto este tabique, puede que en próximas noches escuche retazos de otros programas como Operación Triunfo o Crónicas Marcianas.
O quizás, ojalá, oiga un buen diálogo de alguna de las buenas películas que suelen poner en La 2 de madrugada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de noviembre de 2003