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Tribuna:ELECCIONES EN CATALUÑA

Ni una alegría

Es posible que pasen bastante días antes de que se sepa quién formará el próximo gobierno en Cataluña. En teoría, Pasqual Maragall y el PSC no se dieron ayer por vencidos y dejaron abierta la puerta a un posible, aunque muy difícil, acuerdo con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya, que permita marginar a CiU. Pero de lo que no cabe duda es de que, pase lo que pase en esas negociaciones, el resultado de las elecciones de anoche cayó como un jarro de agua fría entre los socialistas de toda España.

El PSC, con Pasqual Maragall a la cabeza, no ha sido capaz de derrotar en escaños a CiU y a su candidato Artur Mas, y el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero tendrán que acudir a las elecciones generales de marzo de 2004 sin una auténtica victoria que presentar ante sus votantes.

El PSOE no ha podido disfrutar ni una sola vez de una imagen clara de ganador. "Ya sabíamos que al día siguiente habría que empezar a negociar con ERC y que todo serían ataques contra nosotros, pero creímos que al menos durante un día podríamos darnos el gusto de celebrar una victoria. Y no ha sido así", reconocía un destacado diputado del PSOE.

El PSC consideró sin embargo que el hecho de haber obtenido más votos que CiU le permitía no comportarse como un partido derrotado y Maragall conectó inmediatamente con sus compañeros de Ferraz para pedirles que no cerraran ninguna posibilidad. En la sede socialista madrileña se abrió entonces un animado debate sobre la manera en que debían presentarse los resultados. Finalmente, Rodríguez Zapatero compareció brevemente ante los periodistas para mantener el mismo mensaje ambiguo que Maragall. "Todo es aún posible".

Entre los populares, y los miembros del Gobierno, el mensaje intentó ser exactamente el contrario: los socialistas han sufrido una nueva derrota. Sin embargo, un amplio sector del PP se apresuró a dejar claro que ésta no es una derrota socialista que el Gobierno pueda acoger con alborozo.

De hecho, ese sector del PP estaba anoche en Madrid casi tan preocupado como el PSOE: "Cualquiera que tenga sentido común sabe que este es el peor escenario imaginable: la posibilidad de que se forme un gobierno de mayoría ultranacionalista en Cataluña", explicaba un miembro de la ejecutiva popular, cercano a las tesis mantenidas por Jaime Mayor Oreja.

Durante algunas horas pareció que el enorme incremento de escaños que experimentaba Esquerra Republicana se correspondía con una caída igualmente fuerte de CiU. "Si ERC sube tanto, sería preferible que las elecciones las ganara el PSC", admitía a última hora de la tarde y sin rebozo un alto cargo popular.

"Lo peor es una combinación en la que exista mayoría de CiU y Esquerra Republicana, precisamente con un incremento muy fuerte de esta última. Convergencia estaría en una posición muy débil para controlar a ERC". Poco a poco se comprobó que ese sería precisamente el escenario final.

El gran resultado obtenido por ERC complica incluso el análisis del sector del PP contrario a Mayor Oreja. Los que apostaban por una victoria de CiU y un posible acuerdo en 2004 con los nacionalistas catalanes, caso de que Mariano Rajoy no lograra obtener mayoría absoluta, pensaban anoche que los 23 escaños de ERC lo han vuelto todo mucho más difícil.

Tal vez por eso, y porque está decidido a mantener su línea de no participar de momento en ninguna polémica o enfrentamiento directo, el candidato a presidente del Gobierno y nuevo secretario general del PP optó ayer por no comparecer ante la opinión pública ni emitir el menor comentario personal sobre lo ocurrido. Ni tan siquiera felicitó a su propio candidato Josep Piqué: es verdad que el PP ha pasado de ser la tercera a la cuarta fuerza política en Cataluña, pero aún así Piqué mejoró los resultados de su partido y algunas personas de su entorno creían anoche que quizás se mereció algo más que el apoyo público de Ana Mato.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de noviembre de 2003