Una vez abiertas las urnas en Cataluña y vistos los resultados que éstas arrojan no puedo decir otra cosa que no sea que siento pánico ante el futuro a medio y largo plazo.
El hecho de que sea un partido independentista el que tenga la llave de la gobernabilidad me genera una profunda inquietud. Esto no puede ir sino a peor.
¿Quién tiene la responsabilidad del fuerte ascenso de ERC? Pues al fin y al cabo el nacionalismo, sea el catalán o el español de derechas del PP. Entiendo que es muy rentable electoralmente explotar los sentimientos más primarios de los ciudadanos hablándoles de patria y términos similares, sin pensar en las consecuencias futuras de radicalizar tanto a la población.
Es muy fácil romper lo construido en estos años y muy difícil de recomponer. Se me hace imposible creer en los discursos de los partidos nacionalistas de ambos signos de que trabajan por "las patrias y sus ciudadanos", cuando lo que en realidad se pretende es tocar poder a cualquier precio sin ponderar los efectos que a la larga todo esto nos puede traer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de noviembre de 2003