La situación del uso oral del catalán en el ámbito privado no debe llevar al "cofoisme" ni a la "desesperación derrotista". Más allá de estas actitudes, el Grup Català de Sociolingüística (GCS) recomienda en las conclusiones de su anuario, presentado ayer en Barcelona, que tanto la Administración como el movimiento asociativo impulsen campañas para frenar el descenso del uso del catalán en las relaciones personales.
Las conclusiones del anuario y las jornadas de reflexión impulsadas por el GCS en la Universidad de Barcelona se han centrado en esta ocasión en el uso del catalán entre individuos en el ámbito personal, "uno de los elementos más decisivos para determinar el grado de presencia social y el futuro de la lengua catalana".
El estudio parte de la base de que el uso habitual del catalán en familia se encuentra por debajo del 50% en toda Cataluña. El futuro que se abre con la globalización y la nueva inmigración, entre otros factores, conforman un panorama "complejo" y "abierto" para la lengua.
Las conclusiones del estudio insisten en el hecho de que en muchas conversaciones entre catalanohablantes y castellanohablantes que conocen el catalán se adopta como idioma el castellano, y afirman que se trata de una rutina consolidada durante la época franquista.
Los lingüistas reconocen que "no es admisible obligar a nadie a hablar en una lengua u otra", pero proponen medidas de persuasión para favorecer el catalán e interpelan tanto a la Administración como al mundo asociativo. En este sentido, apuestan por la realización de más estudios científicos sobre los factores que intervienen en los usos lingüísticos que se dan en situaciones bilingües y por campañas entre la población inmigrante y joven para presentar el uso del catalán como algo positivo y provechoso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de noviembre de 2003