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'Memorial de a bordo' pasa revista a los barcos literarios

Del mitológico Argo al conradiano Patna, pasando por el bricbarca Clorinda de Huracán en Jamaica y el trágico tres palos Chancellor de Julio Verne. Un entusiasta viaje a bordo de los barcos literarios propone el escritor Alberto Fortes (Pontevedra, 1964) en Memorial de a bordo (El Cobre), un libro que emocionará a todos los que tengan sal (o tinta) en las venas. Dividido en secciones temáticas (barcos en la calma, en el hielo, en el motín, en el naufragio y en la tempestad, fondeados, errantes, espectrales, a la deriva, de guerra, de piratas...), el volumen recorre los grandes navíos de la literatura (Pequod, Nam-Shan, Judea, Hispaniola) navegando entre el ensayo náutico, la crítica literaria y la ficción.

Fortes expresa su amor por los barcos de pesca (el Aril de Gran Sol, el Ghost -pese a su capitán, Wolf Larsen-, de El lobo de mar de Jack London, o la goleta We're Here, de Capitanes intrépidos) y su poca devoción por los de la Armada, como el Bellipotent. Hay páginas para la siniestra goleta rusa Demeter, que condujo a Drácula a Whitby, y para el Walrus, el barco de Flint del que fue segundo Long John Silver antes de cocinero en La isla del tesoro. "Como escribió Coleridge en La rima del viejo Marinero, 'there was a ship', 'había un barco', y a partir de ahí todo es posible", dijo Fortes al presentar su libro en el puerto de Barcelona.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de noviembre de 2003