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Ocho diseños optan al monumento a las víctimas del 11-S

Agua, luces, jardines..., los ocho diseños que el jurado de la Corporación para el Desarrollo del Bajo Manhattan (LMDC) ha seleccionado entre las 5.200 propuestas para el monumento a las víctimas de los atentados del 11-S crean imponentes espacios para el recuerdo entre los rascacielos que se construirán en la zona cero, siguiendo el proyecto del arquitecto estadounidense de origen berlinés Daniel Libeskind. Todos respetan las "huellas" de las torres, consideradas tan sagradas como un cementerio.

Los monumentos seleccionados también honran la memoria de los muertos en el atentado cometido contra el World Trade Center en febrero de 1993. "Hemos buscado diseños que representen la cúspide de la iluminación e incorporen la gracia estética y la fortaleza espiritual", señaló el jurado en una declaración conjunta. Los finalistas deberían anunciarse antes de finales de año.

Nube memorial, de Gisela Baurmann, Sawad Brooks y Jonas Coersmeier, es una estructura al aire libre cercada por bóvedas transparentes, debajo de la cual 2.982 círculos de luz iluminan los nombres grabados de cada una de las víctimas. Jardín de luces, de Pierre David, Sean Corriel y Jessica Kmetovic, es una explanada iluminada rodeada por un muro de cristal, por debajo de la cual se resaltan las dos huellas de las torres. Monumento dual, de Brian Strwan y Karla Sierralta, es un espacio de 92 árboles "símbolos de las naciones afectadas por la tragedia", rodeado por un muro de piedra con "mensajes de esperanza". Ofrendas suspendidas, de Norman Lee y Michael Lewis, propone crear un espacio ajardinado muy sencillo a la altura de la calle y una sala de luces en la huella de las torres. Aguas bajas, de Bradley Campbell y Matthias Neuman, también crea un jardín de amplios céspedes con una cascada rectangular, un muro del recuerdo y un museo subterráneo.

Memoria suspendida, de Joseph Karadin y Hsin-Yi Wu, es, quizá, el proyecto más ambicioso. Propone crear un "lago de las lágrimas", que conectaría dos jardines con columnas con los nombres de 2.982 muertos. Ausencia reflejada, de Michael Arad, es mucho más sombría. Dos planos de agua marcarían las fundaciones del World Trade Center y darían acceso a un monumento subterráneo. Por último, Luz invertida, de Toshio Sasaki, honra a las víctimas con dos halos de luz y un rayo láser azul proyectado en el cielo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de noviembre de 2003