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La cumbre de Rabat escenificará la reconciliación hispano-marroquí

La ministra Palacio cenó con Benaissa para preparar la reunión

"Lo importante es el valor simbólico de la foto de Mohamed VI con Aznar". La frase, que repiten los funcionarios que preparan el viaje, el próximo mes de diciembre, del presidente del Gobierno a Rabat, pone de relieve que para la diplomacia española esa instantánea sellará la reconciliación entre España y Marruecos. Tras una crisis de 15 meses, que conllevó la llamada a consultas de los embajadores, ambos países empezaron en enero a acercarse mutuamente. Ese proceso culminará el mes que viene.

La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, viajó ayer unas horas a Rabat para cenar con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa. Su breve visita es una más de las que sirven para allanar el camino de la cumbre que celebrará Aznar, el 8 y 9 de diciembre, con el primer ministro, Driss Jettu. El presidente será también recibido por el rey Mohamed VI. "Confío en que la reunión de diciembre sea un éxito", declaró la ministra de Exteriores al término de su estancia. "Se dan las condiciones para que así lo sea", añadió.

Hasta principios de este mes, la reunión de Rabat ha estado en el alero. En España, algunos responsables gubernamentales ponían en duda su oportunidad si, previamente, no viajaba a Madrid el ministro del Interior, Mustafá Sahel, para resolver el contencioso sobre la readmisión por Marruecos de los miles de subsaharianos llegados irregularmente a España, según señalan fuentes diplomáticas.

En Marruecos, en el entorno del monarca, otros opinaban que Aznar, que "tanto había maltratado" a su vecino meridional, no se merecía esa foto con el soberano alauí tres meses antes de dejar el poder. Convenía, por tanto, esperar a su sucesor en La Moncloa para escenificar la reconciliación.

Inmigración

Mohamed VI instó a Mustafá Sahel a visitar Madrid -el ministro lo hizo el martes pasado- para explicar las decisiones que había adoptado para agilizar la lucha contra la inmigración clandestina. Sahel se reunió con su homólogo, Ángel Acebes, y aunque no cedió en nada a las reivindicaciones españolas, su mera presencia desbloqueó la celebración de la cumbre.

Más allá del simbolismo, el desplazamiento de Aznar a Rabat, el primero desde hace cuatro años, no llevará aparejada ninguna novedad. No se firmará, por ejemplo, ningún acuerdo sobre la fijación de la mediana entre Canarias y la costa marroquí, ni se registrarán avances en la coordinación de la lucha contra el narcotráfico o la inmigración irregular.

Sólo se rubricará un "paquete" de apoyo financiero español por 300 millones de euros que Juan Costa, entonces secretario de Estado de Comercio, anunció en Casablanca en mayo para mostrar la solidaridad española con un Marruecos que acababa de ser golpeado por el terrorismo islámico. El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, debía haber ido a firmar esa ayuda en julio pero, aparentemente, no encontró un hueco en su agenda.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de noviembre de 2003