John Allen Muhammed, de 42 años, será ejecutado en Virginia por ser uno de los dos francotiradores de Washington. La rapidez con la que el jurado alcanzó su veredicto hace pensar que su presunto acompañante en esa ola de crímenes, John Lee Malvo, recibirá la misma sentencia cuando su juicio termine dentro de unos días. Los fiscales convencieron a los miembros del jurado de que Muhammed es un peligro para la sociedad incluso encerrado de por vida en una cárcel de máxima seguridad. En los patíbulos de Virginia las ejecuciones se llevan a cabo mediante inyección letal, salvo que el preso escoja voluntariamente la silla eléctrica.
"Una vida está literalmente en sus manos", había dicho el viernes el abogado defensor de Muhammed a los 12 miembros del jurado que se encerraron a deliberar sobre la condena para este veterano de la guerra del Golfo. "Buena suerte", les dijo después el juez LeRoy Millete. Sólo hicieron falta dos horas en la tarde del viernes y tres en la mañana de ayer para tomar una decisión que sólo permitía escoger entre la pena de muerte o la cadena perpetua, las dos únicas opciones en un veredicto que debe alcanzarse por unanimidad del jurado.
Muhammed escuchó la sentencia impertérrito, con la misma frialdad que mostraba, según el fiscal, cuando dejaba mensajes a la policía en el lugar de los crímenes encabezados con la frase: "Llámenme Dios". El veredicto es en realidad una recomendación al juez, pero los magistrados de Virginia, que pueden permutar la pena de muerte por una cadena perpetua, rara vez lo hacen. La sentencia final se comunicará el 12 de febrero.
Para aplicar la pena capital el jurado ha de llegar a dos conclusiones: que el acusado supone un peligro para la sociedad incluso en la cárcel y que sus crímenes son de especial vileza. Uno de los miembros del jurado comparó a Muhammed con el personaje televisivo McGyver: "Aunque estuviera en el agujero mejor vigilado, más tarde o más temprano dedicaría su mente y su vida a hacer daño a alguien, ya sea un empleado de la cárcel u otro preso. Por eso me he inclinado por la pena de muerte: para poner fin a esto de una vez por todas". El jurado decidió la pena de muerte no por uno, sino por dos delitos: asesinato y terrorismo. También estableció 10 años de cárcel por conspiración para asesinar y tres más por uso ilegal de armas de fuego. Estas condenas se supeditan al trámite de su ejecución, que puede demorarse varios años si presenta recursos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de noviembre de 2003