El Pacto de Estabilidad, constituido en 1997 para hacer cumplir con rigor los criterios de convergencia económica, quedó ayer herido de muerte. La presión de Francia y Alemania, las dos principales economías de la UE, pudieron más que la ortodoxia del Gobierno de la Comisión Europea y lograron que los ministros de Finanzas de los Doce lo dejaran en suspenso. La decisión, que supone que esos dos países escapen al castigo pese a que sus déficit superan el límite del 3% del PIB desde hace tres años, sólo fue rechazada por España, Holanda, Austria y Finlandia, a los que únicamente les faltó un voto para lograr la minoría de bloqueo.
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París y Berlín, que habían sido las impulsoras del Pacto de Estabilidad, lograron romper ayer las reglas de juego establecidas en el mismo. Tras una maratoniana reunión, que culminó en la mañana de ayer, los ministros rechazaron por mayoría la propuesta de castigo que defendía la Comisión y aprobaron otra que deja en suspenso el pacto y suaviza las exigencias para reducir el déficit a menos del 3% del PIB. La primera, defendida por el comisario Pedro Solbes, ponía bajo vigilancia las cuentas públicas de Francia y Alemania y les obligaba a someterse a evaluaciones semestrales. La propuesta final relaja los objetivos para rebajar el déficit los dos próximos años y sólo les "invita", en lugar de obligar, a pasar ese examen semestral.
Solbes, que acusó a los ministros de Finanzas de incumplir los pactos, no descarta acudir a los tribunales comunitarios para dilucidar el asunto, calificado de "durísimo golpe" por José María Aznar. El presidente español se mostró convencido de que, de tratarse de otros países, "los tratados habrían sido aplicados mecánicamente". El BCE, que convocó una reunión urgente de su consejo, comunicó que "la confianza de la eurozona corre un grave riesgo".
Páginas 52 a 54 / Editorial en página 10
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de noviembre de 2003