Fernando Llamas pertenece a la hornada de jóvenes emprendedores que desembarcaron en Internet llenos de ideas en 1996. A los treinta y tantos fundó junto con dos amigos Ozú, el segundo portal español que abría sus puertas en la Red. Quince días antes había sido lanzado Olé, el germen de Terra.
Internet comenzaba a despegar en aquella época en España y en poco tiempo comenzarían a surgir proyectos, no siempre muy realistas, reconoce Llamas. El resultado de aquellos planes visionarios ha sido desigual para unos y otros. Llamas reconoce que no le ha ido mal. Ozú está ahora en manos del grupo Vocento. Lo ha dirigido durante los últimos siete años.
Acaba de incorporarse como director a eZink, una pequeña empresa dedicada a los proyectos interactivos con la que regresa a sus orígenes empresariales en Internet. Próximamente lanzarán un servicio que agiliza el sistema de registro de dominios. Lo primero que ha hecho ha sido externalizar parte de la producción, que realizarán programadores argentinos desde Santa Fe. "Esto es lo que te permite Internet", señala.
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No es la primera vez que contrata a gente al otro lado del mundo.
Recuerda Llamas el viaje que hizo a Moscú para contratar a un grupo de programadores rusos que residían a 1.500 kilómetros de la capital y que trabajarían para el portal.
Llamas trató de abrir filón en cualquier negocio en un momento en que la historia empresarial de la Red se estaba escribiendo. Fue cuando probó con Credinet, un servicio que comparaba hipotecas; Segurnet, que hacía lo mismo con seguros, y Dtodo, dedicado al comercio electrónico. "Decíamos que estábamos en Internet y que hacíamos todo lo que tuviera que ver con ella", recuerda, "pero Ozú se llevaba todo mi tiempo al final".
Fue el portal de la empresa el que le lanzó a la fama y le hizo ganarse el apelativo de cibermillonario, aunque corrige el apelativo: "Si hubiera ganado tanto dinero no seguiría trabajando".
"Para los que teníamos los pies en el suelo, las cosas no han cambiado nada. La Red sigue siendo un buen lugar para hacer negocios", opina Llamas.
A propósito de la ley de Internet, Fernando Lamas consiera que "la intención es buena, pero el planteamiento no".
"Al pequeño empresario le van a fastidiar con la carga que supone mantener un negocio electrónico".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de noviembre de 2003