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Malestar por la marginación de Zaplana en los actos de la Copa del América

Las aguas del PP valenciano todavía bajan turbias. La escenificación de la paz del pasado lunes en el Club de Encuentro, con la que el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, y presidente de la Generalitat, Francisco Camps, -y sus respectivos partidarios- trataron de hacer ver que la crisis de la bicefalia había acabado, saltó por los aires el miércoles con motivo de las celebraciones por la concesión de la organización de la Copa del América a la ciudad de Valencia. El ministro quedó al margen de los actos celebrados en el Ayuntamiento y no fue siquiera mencionado por Barberá y Camps a la hora de los reconocimientos. Un honor que sí mereció el ex presidente José Luis Olivas. Y esa marginación, mientras otros miembros del Gobierno central, como Rodrigo Rato y Juan Costa, sí acudieron a Valencia, cayó mal en los círculos zaplanistas.

Fuentes próximas al ministro de Trabajo consideraron ayer comprensible la actitud de la alcaldesa, porque reconocieron que las relaciones de Barberá con Zaplana nunca han sido buenas, pero mostraron su sorpresa por la actuación de Camps.

Sólo Canal 9 se ocupó de que el ministro tuviera su parte de protagonismo en la fiesta que vivió Valencia: la de Zaplana fue la primera opinión que salió en antena tras conocerse la decisión de Ginebra. Pero era una declaración grabada que quedó eclipsada por la fuerza del directo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de noviembre de 2003