El presidente George Bush dio ayer un golpe de efecto al acudir a celebrar el Día de Acción de Gracias, una fiesta de gran tradición en Estados Unidos, con los soldados norteamericanos en Bagdad. En medio de la creciente ola de críticas por el desarrollo de los acontecimientos en Irak, George Bush viajó por sorpresa desde su rancho de Tejas hasta la capital iraquí para cenar con la tropa.
Ni siquiera su esposa, Laura Bush, ni sus padres ni sus hijas lo sabían, según contó después la Casa Blanca. Y la consigna era: si hay una filtración, aunque el presidente esté a punto de aterrizar en Bagdad, se cancela el plan. Por ello, la estancia durante dos horas y media en la capital de Irak se conoció sólo cuando se había terminado. El Air Force One ya había despegado de Bagdad.
Paul Bremer, el administrador civil estadounidense en Bagdad, anunció la lectura de un mensaje del presidente ante cerca de 600 soldados que iban a celebrar el Día de Acción de Gracias con su clásico pavo asado en un hangar del aeropuerto de Bagdad.
"¿Hay por aquí alguien con más autoridad que nosotros?", dijo Bremer. Y ante la sorpresa de los soldados, el presidente George Bush hizo aparición, vestido con una cazadora militar de la Primera División Acorazada, en medio de los aplausos y exclamaciones de los soldados sorprendidos. "Sólo estaba buscando un sitio para cenar caliente", dijo George Bush. "Gracias por invitarme. No puedo pensar en una cena de Acción de Gracias con mejor gente de lo que sois vosotros".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de noviembre de 2003