El 50º aniversario de los Ondas fue una ocasión para el reencuentro. Luis del Olmo, José María Íñigo, Tico Medina, Chicho Ibáñez Serrador y José Ángel de la Casa evocaron, por la mañana, en el Palacio de Pedralbes de Barcelona, durante la recepción que les ofreció la ciudad, los tiempos en los que recibieron sus respectivos galardones. Algunos, como Ibáñez Serrador, se mostraron doblemente emocionados. El creador de Un, dos, tres..., premiado con un Ondas de Oro, aseguró que, junto a los cuatro conseguidos a lo largo de su fructífera carrera, este último es "el gordo". Agregó que no es punto y final en su carrera sino un punto y aparte y se mostró dispuesto a "liarse la manta a la cabeza" para conseguir un sexto. Su oportunidad puede llegar a partir del próximo día 9 de enero, fecha en que tiene previsto regresar a TVE con una versión cultural del célebre concurso para demostrar que "es posible hacer un programa que divierta y al mismo tiempo enseñe".
Al recibir el premio, Ibáñez Serrador recalcó que recogerlo "hombro con hombro" junto a Matías Prats Cañete le envolvía un sentimiento especialmente emotivo. Del veterano radiofonista dijo que "ha sabido dar, a través de la radio y sólo con la palabra, muchas más imágenes que las que dan las cámaras de televisión". El premio lo recogió su hijo Matías Prats. "Perdonen al sucedáneo", comentó el periodista de Antena 3. Pocas horas antes de subir al escenario del Barcelona Teatre Musical habló con su padre -a punto de cumplir 90 años- de los legendarios tiempos de la radio y le transmitió "su agradecimiento al medio que le permitió expresarse y crecer". Prats aplaudió a "los profesionales que día a día se empecinan en que la figura y la voz de don Matías no se pierda".
Otro de los premiados con un Ondas de Oro, el mexicano Jacobo Zabludowsky, de 75 años -"55 de ellos en el periodismo", presume-, ganador de tres Ondas, en los años 1971, 1973 y 1987 , comentó que, para él, este premio es especialmente "valioso", porque le ha llegado en un momento de "reencuentro" con los medios tras abandonar Televisa por motivos de salud. "He vuelto al principio de mi carrera, a la radio, y me siento muy estimulado". Con la estatuilla en la mano, aseguró que "el mayor premio para un periodista es el ejercicio diario del oficio", y agregó que recibir el Ondas es "una emoción y una honra".
El cuarto premio especial de la noche, en la categoría de mejor anuncio radiofónico, recayó en la marca Avecrem-Gallina Blanca. El consejero delegado de la compañía, Pau Orrit, remarcó que por su inmediatez y por la forma suave de entrar en los hogares, la radio ha contribuido de forma poderosa a expandir la marca.
A las bodas de oro de los Ondas se sumaron algunos de los premiados a lo largo de su historia. Tico Medina recordó durante la recepción matinal que el Ondas que obtuvo en 1961 fue "una satisfacción enorme". Y se mostró especialmente orgulloso al comentar que su hijo Ignacio ganó el año pasado también un Ondas con el programa de Telemadrid Mi cámara y yo. "Es un periodista de raza, y eso se hereda, aunque es mucho mejor mi hijo que yo", subrayó.
Recién llegado de Marsella, donde el pasado miércoles retransmitió el encuentro entre el Olímpico y el Real Madrid, José Ángel de la Casa rememoró el Ondas conquistado en 1998 por su trayectoria profesional. "Tengo un recuerdo muy bonito y lo guardo como oro en paño. Es el premio más cotizado y codiciado en el ámbito de la comunicación española", subrayó el comentarista deportivo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de noviembre de 2003