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Tribuna:TENIS | Final de la Copa Davis en Melbourne

El mejor partido de Moyà

A Juan Carlos Ferrero le faltaron sólo 15 minutos en la misma línea de juego para rematar a Lleyton Hewitt. Estuvo a un gran nivel hasta la cuarta manga, llevando la iniciativa y el control del partido. Hewitt parecía nervioso, tuvo problemas con su saque y le fallaba el drive. Ferrero le dominaba, sabía variarle el juego de un lado a otro y se mostraba más sólido. Pero tal vez debió ser un poco más agresivo cuando el partido comenzó a complicársele. En la última manga perdió el control por completo y ganó dos juegos casi de milagro, mermado por los problemas de sinusitis que ha estado arrastrando la última semana.

Carlos Moyà supo siempre cómo debía jugar a Philippoussis. El australiano no fue el de Wimbledon, donde este año disputó la final. No estuvo acertado con su saque y Moyà le restó siempre con bolas bajas a los pies, mientras ganaba sus saques con facilidad. Quedó patente que sin poder contar con su saque al ciento por ciento, Philippoussis se convierte en un jugador mediocre. Las dudas en su propio servicio, le impidieron arriesgar en el resto y dejó al descubierto todas las deficiencias de su juego. No puede construir jugadas y le cuesta resolver voleas de cierta dificultad. No está a la altura de los grandes campeones australianos. Moyà le bajó muy bien la bola y él no sabía cómo contrarrestarle.

Creo que Carlos jugó el mejor partido que le he visto en Copa Davis, comparable al que ganó en semifinales contra Gaudio en Málaga, porque soportó bien la responsabilidad y se impuso en una superficie que no domina, como la hierba. Para mí, la primera jornada de la final demostró que España tiene mejor equipo que Australia y que si la eliminatoria se mantiene igualada es sólo porque se juega en hierba.

Manuel Orantes es ex tenista y ex capitán español del equipo de Copa Davis.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de noviembre de 2003