El movimiento contra los peajes de las autopistas tiene un nombre propio: Jordi Carrillo Giralt. Falleció ayer de un ataque al corazón mientras jugaba al golf, un deporte que le habían recomendado los médicos tras el infarto que sufrió en 1999. Era un hombre de mil actividades y una única cara: la de la sinceridad afable.
Propició dos organizaciones, Xarza Viària y Declaració de Gelida, que empezaron luchando contra injusticias particulares y acabaron por poner en duda el sentido general de los peajes. El pasado jueves se confesaba satisfecho de ver que su lucha, aunque parezca dar pocos frutos, ha dejado una clara semilla: toda la izquierda (PSC, Iniciativa y ERC) utiliza buena parte de sus cifras y argumentos para oponerse a los peajes. Más aún, Esquerra ha incluido en su programa frases íntegras de sus textos al respecto. Consecuencia de su actividad ha sido la reducción de peajes en varios puntos de Cataluña y la aplicación de descuentos a los usuarios habituales. CiU ha
terminado por aceptar la necesidad de revisar el tema.
Jordi Carrillo (Capdevànol, 1952) estudió Económicas y participó en las primeras escaramuzas teatrales que llevaron a la creación del Teatre Lliure. Había sido concejal socialista en su ciudad, Gelida, que era, junto a Sant Sadurní d'Anoia, una de las poblaciones más injustamente afectada por los peajes. Carrillo creía que para Cataluña el peaje es una lacra. No obstante, se trata de una lacra que le ha sobrevivido. Ahora, la izquierda ha puesto sobre la mesa la revisión inexcusable: es su herencia.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de diciembre de 2003