Para los que no creen en cuentos de hadas, para los que creen que todos los ciudadanos debiéramos ser iguales, para quienes no vemos Salsa Rosa, para quienes no nos viste Armani, para los que no necesitan novelas en los periódicos, para los que necesitan transparencia en ellos, para los que no vivimos en palacios, para los que pedimos permiso para discrepar, para los que protestamos, para los que tienen motivos para protestar, para los que no nos interesan los títulos nobiliarios, para los nobles (de corazón), para los que creen que hay alternativas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de diciembre de 2003