Una de las razones esgrimidas para no cobrar a los peregrinos que fueron al Valle de los Caídos el 20 de noviembre es que, al haber tantos coches, se formarían enormes colas. Me parece una medida muy acertada. El 31 de julio empiezo mis vacaciones y tengo que recorrer varias autopistas de peaje para llegar a mi lugar de descanso. Todos los años me encuentro el mismo problema: kilométricas colas ante las casetas de cobro del peaje, lo que me hace perder varias horas. En aras a evitar dichas colas, ¿no sería conveniente y hasta saludable que suprimieran los peajes los días en los que hay mucho tráfico? Lo mismo podrían hacer en los bares en las horas punta. Para evitar las aglomeraciones ante la barra, los camareros deberían limitarse a servir sin cobrar. Es mucho más rápido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de diciembre de 2003