Un tribunal de la región autónoma china de Guangxi Zhuang, en el sur del país, ha condenado a muerte a dos personas que formaban parte de una red de venta de bebés. La banda compró un total de 118 niños, desde 2001, al personal médico de varios hospitales de la provincia por 200 yuanes (20 euros), aunque el precio dependía de la apariencia y su estado de salud.
Los bebés eran después vendidos en varias provincias del país por cantidades que llegaban hasta los 3.000 yuanes (302 euros). Otras cuatro personas han recibido la pena capital, con un aplazamiento de sentencia de dos años, y varias docenas más irán a la cárcel.
La mayoría de los traficantes eran mujeres o parejas que simulaban ser matrimonios, según ha publicado la prensa china. Se desplazaban en tren o autocares litera. Para impedir a los bebés que llorasen (todos salvo uno eran niñas) los drogaban y les ataban los pies y las manos antes de meterlos en bolsas de viaje, en grupos hasta de cuatro, que colocaban en los portaequipajes. De vez en cuando abrían las bolsas para que entrase aire. De esta forma cruzaban el país. Una de las criaturas murió durante uno de los trayectos.
Según la agencia de noticias china Xinhua, Xie Deming, uno de los dos condenados a muerte, vendió 46 críos en las provincias de Anhui y Henan. Xie, un campesino de 46 años, ha asegurado en el juicio que actuaba de buen corazón y sólo quería asegurarse de que los bebés eran adoptados, en lugar de morir abandonados. Sin embargo, según el tribunal, "eran comprados a muy bajo precio y vendidos muy caros para obtener unos beneficios exorbitantes, lo que no indica buena voluntad". Uno de los médicos al inicio de la cadena pedía a los padres que no deseaban a su hijo que firmasen un papel en el cual aseguraban que deseaban cederlo y que no intentarían recuperarlo.
La política china del hijo único y la preferencia por que el descendiente sea varón están detrás de un fenómeno al que se unen la pobreza y el bajo nivel cultural existente en las zonas rurales. Muchas niñas son abandonas cada año, pero un niño puede ser vendido hasta por 2.400 euros. Las leyes locales permiten a los campesinos tener un segundo descendiente si el primero ha sido niña. Sin embargo, sin éste es de nuevo de sexo femenino, muchas parejas lo abandonan para intentar de nuevo el ansiado varón.
Según un informe de la ONU del año 2001, más de 250.000 mujeres y niños han sido objeto de tráfico en China en las últimas décadas. El destino de los bebés son normalmente familias campesinas, que, en el caso de las mujeres, las utilizan como criadas y mano de obra barata o esposas para sus propios hijos. Registrarlas, luego, sólo es cuestión de pagar.
El caso estalló el pasado marzo cuando la policía de Guangxi descubrió el comercio de 41 pequeños. "Soy analfabeto y no me dí cuenta que era ilegal", dijo Xin Lifang, una de las condenadas a la pena capital con suspensión de sentencia, que ha reconocido, según la policía, que ganó 6.000 yuanes (604 euros) con la venta de 31 bebés a un intermediario. De los 52 miembros que integraban la banda, 11 eran médicos o enfermeras de hospitales y clínicas, tanto públicos como privados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de diciembre de 2003