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El presidente de Boeing dimite presionado por los escándalos que afectan a la empresa

Phil Condit deja la compañía con Airbus como 'número uno' del mercado aeronáutico

Los continuos escándalos que azotan la reputación del gigante aeronáutico estadounidense Boeing, acusado de haber violado su código ético para lograr contratos con el Pentágono, se cobraron ayer la cabeza de su presidente ejecutivo, Phil Condit. Éste llevaba una década al frente de la compañía. Boeing insiste en que necesita una nueva estructura de dirección para limpiar su imagen después de tanta controversia. La última, el dudoso contrato de 100 aviones cisterna que logró hace dos años del Ejército del Aire de EE UU y en el que competía con Airbus, hoy líder del mercado aeronáutico. Le ha sustituido Harry Stonecipher.

"He ofrecido mi dimisión para aparcar la controversia y las distracciones del pasado", afirmó Phil Condit en un comunicado. "Apreciamos que haya actuado con tanta dignidad y ausencia de egoísmo, reconociendo que su dimisión es buena para la compañía", añadía el nuevo presidente no ejecutivo de Boeing, Lew Platt. El consejo de administración del gigante aeronáutico considera que ha llegado el momento de "hacer cambios" en la dirección de Boeing para que vuelva a ser "la compañía aeronáutica más importante del mundo". A Condit lo ha sustituido Harry Stonecipher.

El anuncio de la dimisión de Condit, después de 38 años de servicio en la compañía y de 10 años al frente de su ejecutiva, fue totalmente inesperado. Aunque durante los últimos días se incrementó la presión sobre él a raíz del despido del que estaba llamado a ser su sucesor, Michael Sears, vicepresidente y responsable financiero de Boeing.

Sears fue acusado de haber "violado" el código ético de la compañía al fichar a la antigua jefa de la unidad de adquisiciones del Ejército del Aire de EE UU, Darleen Druyun, una de las mujeres más influyentes del Pentágono, que luego sería vicepresidenta de Boeing.

Las conversaciones entre Sears y Druyen se desarrollaron mientras Boeing competía contra Airbus en el concurso para la entrega de 100 aviones cisterna a las Fuerzas Aéreas. El gigante aeronáutico estadounidense se hizo hace dos años con el suculento contrato (valorado en 22.000 millones de dólares) y Druyun entraba a su vez en enero pasado en la ejecutiva de Boeing y se ponía al frente de su Programa de Sistemas de Defensa. Pero el despido de Michael Sears esconde mucho más. Su poder en la ejecutiva de Boeing, tras su entrada en la compañía con la adquisición de McDonnell Douglas en 1997, no paró de crecer pese a que Condit siempre le puso cortapisas.

Además, la concesión del contrato de los aviones cisterna a Boeing está rodeada de una gran polémica que irrita a los líderes políticos del Congreso en Washington. Se sospecha que Druyun suministró información confidencial a Boeing sobre la oferta europea, cuando ella aún era oficial de la Air Force. El Pentágono está revisando ahora los términos del contrato. La presión es tal que el Pentágono se ha visto obligado a congelar la firma definitiva del contrato. Tras la dismisión de Condit, se plantea retrasar su aplicación, según aseguraron anoche fuentes de Defensa. "Se ha considerado prudente establecer una pausa", indicaban esas fuentes.

Pero las prácticas espionaje industrial de Boeing a sus rivales vienen de lejos. El caso más sonado son los miles de páginas interceptadas a Lockheed Martin para hacerse con el concurso de lanzaderas de satélites. El Pentágono suspendió en julio sus relaciones con Boeing por este caso.

Airbus tiene una cartera de pedidos de 248 aeronaves, frente a las 175 de Boeing.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de diciembre de 2003