Los mercados de valores occidentales consiguieron en esta última sesión cerrar con nuevos máximos anuales. En cierto modo, es como si la presión acumulada en las sesiones semifestivas de la semana anterior hubiera saltado de repente para poner las cosas en su sitio, que no es otro que el de la máxima tranquilidad para los inversores.
Nunca tan poco dinero resultó tan rentable, pues el Mercado Continuo español ni siquiera superó el volumen negociado en la sesión del viernes pasado y se quedó en 1.732,55 millones de euros, aunque la actividad institucional directa se redujo a sólo 111 millones de euros.
La coartada para que los compradores consideraran que los precios eran los mejores posibles estuvo en el índice de actividad industrial de Estados Unidos en noviembre, que subió 5,8 puntos, superando todas las previsiones y justo cuando más falta hacía, pues en las dos últimas semanas los inversores se habían mostrado muy reticentes a comprar a esos precios.
El Ibex 35 terminó la sesión en 7.372,30 puntos, nuevo máximo anual, tras subir el 1,65%, mientras que el índice general de la Bolsa de Madrid ganó el 1,49% y quedó en 779,85, también nuevo máximo anual.
Las otras grandes bolsas europeas mostraron un comportamiento que parecía tomado al dictado, aunque a lo largo de la mañana hubo momentos de duda. París ganó el 1,91% y cerraba en 3.490,26. Francfort subió el 2,01% para terminar en 3.821,20 y Londres situaba el FT 100 en 4.410 puntos, con una subida del 1,55%.
La Bolsa de Nueva York también logró sus máximos anuales. El índice de valores industriales Dow Jones alcanzó 9.899,05 puntos, un 1,19% más que la jornada anterior. El tecnológico Nasdaq cerró con una subida del 1,51%.
Esta sesión ha sorprendido a la mayoría de los inversores, sobre todo porque eran muchos los profesionales que ya habían dado el ejercicio por cerrado al conformarse con las ganancias acumuladas un par de semanas atrás.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de diciembre de 2003