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Reportaje:

"Perdonar, sí; olvidar, no"

Todos los partidos, excepto el PP, homenajean en el Congreso a los represaliados por la dictadura franquista

El llanto desbordó la emoción de muchos, hubo llamadas a la reconciliación, evocaciones -más las serenas que las crispadas- a las víctimas de la dictadura, se repitió, con variantes, el lema "Perdonar, sí; olvidar, no" y, además, se guardó un minuto de silencio por los siete españoles asesinados en Irak y se profirieron gritos de "no a la guerra". Todo se amalgamó ayer en el homenaje a las víctimas del franquismo de los grupos de oposición, sin el PP, en el Congreso que alguno le preció demasiado tarde: "Parece increíble que haya habido que esperar 25 años" dijo un asistente al acto.

"Parece increíble que haya habido que esperar 25 años" para este acto

"No me sabe mal que no estén los del PP, me sobrarían. Es hora de que nos conozcamos"

Más de 350 personas acudieron al Congreso de los Diputados que habilitó la conocida como Sala de Columnas, junto con los pasillos aledaños, donde se instalaron monitores de televisión, para rendir un homenaje " a los luchadores por la libertad", según rezaba una pancarta situada tras la mesa presidencial, ocupada en esta ocasión por los portavoces de todos los grupos de oposición.

La periodista Rosa María Mateo abrió el acto y moderó, durante más de dos horas y media las intervenciones de nueve portavoces parlamentarios -Joan Puigcercós (ERC) y José Nuñez (PA), excusaron su asistencia- y 31 representantes de otras tantas asociaciones de víctimas y represaliados del franquismo.

Al concluir la sesión, algunos portavoces aseguraban, en privado, que la organización se había visto desbordada por el altísimo número de intervenciones que obligó a Rosa María Mateo recordar, en demasiadas ocasiones, que cada orador disponía sólo de dos minutos.

La ausencia del PP que no quiso sumarse al acto fue uno de los hilos conductores del acto, tanto por parte de los políticos como de los representantes de las asociaciones presentes.

Jesús Caldera (PSOE) aseguró que pretendían "honrar a todos sin ofender a nadie" y atacó la ausencia del PP del que dijo que "quizás le pesa mucho su pasado".

Luego se hicieron menciones expresas a la frase que hace unos días pronunció el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes al justificar la ausencia de su partido porque, dijo, el acto parecía un "revival de naftalina".

Mientras se celebraba el homenaje el propio De Grandes declaró ante un grupo de informadores que no quiso "descalificar" a nadie que tanto él como su grupo mostraban "todo el respeto" al acto de homenaje y que seguía creyendo inadecuado enmarcarlo en los actos del XXV aniversario de la Constitución.

Pero la frase estaba dicha y sirvió a muchos de enganche para blandirla, dialécticamente, en las costillas del PP.

Una de las intervenciones más aplaudidas y más duras, por parte de los políticos, fue la del portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, que replicó a la afirmación de De Grandes en estos términos: "Bienvenida sea la naftalina republicana frente a otra naftalina azul e impositiva".

Además, arremetió contra el secretario de estado del Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo al que dijo que había que mandar "a donde rima con su apellido" por el "escandalazo que montó" en Melbourne (Australia) cuando en la ceremonia inaugural sonó el Himno de Riego, en lugar del Himno Nacional español.

Después hizo un remedo del último parte de guerra del ejército franquista, el que comenzaba, "En el día de hoy, vencido y desarmado el ejército rojo...".

Anasagasti leyó esta réplica, dirigida directamente al PP: "En el día de hoy, escondido aunque armado el ejército azul, las tropas demócratas y republicanas, vencida moralmente la extrema derecha del PP; tropas de dignidad, la democracia y el republicanismo, han ocupado los escaños del Congreso. La batalla ideológica por la democracia continúa. El generalísimo pueblo soberano".

Felipe Alcaraz (IU) también azuzó al PP al decir que "no es reconciliación poner pegas al acto y decir que huele a naftalina y a rencor". En tono mucho más moderado, Josep Sánchez Llibre (CiU) aseguró que no se quería "ajustar cuentas con nadie, sino con la historia". Joan Saura (IC-V) les dijo a los asistentes que éste era el "acto político más importante de celebración del XXV aniversario de la Constitución" y Begoña Lasagabaster (EA) les agradeció su generosidad "a lo largo de 25 años". También José Antonio Labordeta (CHA) se dirigió a los asistentes señalando que ayer era "un día de luto", en recuerdo de las víctimas de Irak "pero también de esperanza" que los invitados habían llevado hasta el Congreso.

Soledad Monzón (CC) pidió a los jóvenes que no olviden a quienes lucharon por la democracia y Francisco Rodríguez (BNG) intervino en clave nacionalista gallega evocando la figura de Castelao, Alexandre Bóveda y la de sus "abuelos represaliados".

Luego empezaron a brotar palabras atropelladas a veces por la indignación pero, sobre todo por la emoción, en su mayoría de supervivientes de la tragedia de la guerra civil. "No imaginaba que iba a llegar hasta aquí", dijo una octogenaria a la que llevaron un vaso de agua para que pudiera seguir hablando. Enrique Publill, de la Asociación catalana de ex presos políticos, dijo en tono solemne: "Quizás somos naftalina, pero la naftalina sirve para que la polilla no se coma la ropa".

José Zamora, en nombre de los prisioneros españoles en el campo de concentración nazi de Mauthausen, mostró su conformidad por la ausencia del PP: "No me sabe mal que no estén, me sobrarían. Así nos conocemos todos".

Uno de los intervinientes descendió a las menciones personales a políticos del PP con apellidos de notorio pasado franquista. Hubo evocaciones muy personales a familiares y amigos y alguien recordó "la arena cubierta de sangre" de la playa de Barcelona donde se fusilaba tras la Guerra Civil o las vejaciones a las mujeres de los vencidos con cortes de "pelo al cero y dosis de aceite de ricino".

También se pidió un recuerdo permanente en las tapias del cementerio de Madrid donde se ejecutó a muchos presos del bando republicano después del 1 de abril de 1939. Y hubo lamentos. "Se nos sigue considerando bandoleros", dijo uno de los intervinientes que perteneció a un grupo guerrillero que mantuvo la resistencia.

Hubo recuerdo y homenaje emocionado para los que sufrieron el exilio, para los que pasaron por las cárceles y los campos de concentración, y por supuesto para los muertos, muchos de lo cuales reposan en fosas comunes, a veces sin localizar con exactitud. En tono estentóreo y recordando la tragedia de la Guerra Civil se gritó "malditas las guerras y quienes las hacen". Y en otro momento alguien se pregunto, al reflexionar sobre la actitud del PP y la tragedia de muchos de los asistentes al acto: "¿Cuántas veces deberemos todavía perdonar?".

Dentro del hemiciclo no hubo banderas ni pancartas, aunque uno de los asistentes llevaba fotocopiada, a modo de cartel sobre el pecho y la espalda, la última carta de un fusilado a su esposa.

Al acabar el acto los asistentes y los políticos se concentraron en las escalinatas del Congreso donde se fotografiaron con una bandera republicana. A todos se les entrego un diploma y un ejemplar de la Constitución.

Asistieron también figuras políticas de la transición como Marcelino Camacho, ex secretario general de CC OO, Armando Salinas, del PCE, o Armando Benito que fuera senador de UCD y que mereció una mención especial por parte de Caldera al aludir al talante centrista de aquella formación.

Mientras se fotografiaban en las escalinatas del Congreso volvieron a escucharse gritos de "no a la guerra" y algunos vítores a la República. Llegaban de una larga sesión de homenaje a los represaliados del franquismo y Rosa María Mateo les había dicho, casi tres horas antes: "Vosotros sois su voz y su rostro".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de diciembre de 2003