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Juan Luis Galiardo interpreta el monólogo 'Un hombre de suerte'

El montaje de la obra de Alonso de Santos se inspira en los bocetos que realizó Úrculo

"Un artista sin leyenda es un bulto sospechoso, y más vale ponerse a hacer algo que merezca la pena en esta sociedad en la que todo es de una inmediatez y voracidad sorprendentes". Así presentaba ayer el actor Juan Luis Galiardo su última aventura teatral, el monólogo Un hombre de suerte, montaje en el que se ha involucrado como actor y como productor junto al autor José Luis Alonso de Santos, el director José Luis García Sánchez, el artista plástico (fallecido el pasado año) Eduardo Úrculo y el escenógrafo Carlos Evangelista.

El espectáculo, que Galiardo lleva gestando más de un año, se estrenará el próximo día 5 de diciembre dentro del Festival Internacional de Teatro de Cazorla (Jaén) y con él el actor tiene previsto recorrer gran parte de la geografía española "e internacional si se tercia".

Alonso de Santos confesó que en esta obra habla del misterio de vivir y por tanto tiene mucho de autobiográfica: "Sólo si nos alejamos de nosotros mismos podemos ver, y burlarnos, de cómo representamos ante el mundo nuestro absurdo y tonto papel", dice el autor, quien ha pretendido con esta obra entrar "en el misterio de esas zonas oscuras de la mente y sacarlas a la luz, para que todo se haga presente ante los ojos de los espectadores al levantarse el telón".

García Sánchez afirma que hay algo de cubismo teatral en esta obra: "Son como fragmentos alborotados de una memoria cargada de mala conciencia que además, por teatral, es fingida..., es como un monólogo a varias voces", señala el director, quien asegura que ya sea pirandelliana o cubista esta obra es para un actor no convencional: "Galiardo aporta al montaje su condición de multifacético. ¿Es un galán viejo?, ¿un cómico incipiente?, ¿un Quijote unamuniano?, ¿es la caricatura de sí mismo o la crítica de todos nosotros?".

Evangelista, responsable de la escenografía, dijo que su trabajo se ha limitado a dejar de lado su propio criterio y seguir las indicaciones que Úrculo había dejado en el cartel que realizó para la obra, así como en los bocetos de la escenografía y el vestuario.

Galiardo, que transita en este monólogo no sólo por el personaje de un actor jubilado, sino por otros varios, se muestra encantado de hacer una larga gira sin tocar la capital española: "El sector empresarial son dos y el de la gorra, y si la cosa se pone complicada abriremos un teatro con unos amigos o montaré una carpa donde poder hacer un teatro de la palabra, de la comedia, del sainete", dice el actor, quien vive como una verdadera suerte el poder mostrar este trabajo "a una sociedad vapuleada, engañada, a la que venden cacas de la vaca... Hemos querido llevar a esta sociedad profundamente entristecida y permanentemente estafada lo que no tienen", concluyó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de diciembre de 2003