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Reportaje:FÚTBOL | Decimocuarta jornada de Liga

Alerta en el Camp Nou para el clásico

El Barcelona triplica el número de agentes ante el temor de que los Boixos entren en acción

La directiva del Barcelona teme que miembros del sector más radical de los Boixos Nois intenten protagonizar el próximo sábado alguna acción violenta durante el partido ante el Madrid. Los servicios de seguridad sospechan que hinchas violentos pretenden aprovechar un partido de máxima audiencia como es el clásico para exhibirse y mostrar su fuerza en el pulso que mantienen con el presidente azulgrana, Joan Laporta, contra quien han desatado una campaña feroz tras haberles retirado el amparo que les concediron las anteriores directivas.

Los Boixos Nois, desaparecidos masivamente del Camp Nou después de que el club les cortara los circuitos por los que obtenían entradas gratuitas, saben que el clásico es el escenario ideal para intentar dañar a Laporta, abanderado de la no violencia. El plan de seguridad, que afectará a todos los sectores del estadio, prevé triplicar el número de efectivos de manera que, contabilizando los agentes privados, podría superar el millar, según fuentes policiales. La alerta será máxima porque los vigilantes son conscientes de que no podrán cachear individualmente a todos los socios y seguidores por su costumbre de llegar al Camp Nou con el tiempo justo para el partido y que, por tanto, será materialmente imposible evitar la posible introducción de objetos o bengalas.

Los Boixos Nois, anunciaron ayer precisamente, a través de un comunicado, la desconvocatoria para el clásico de la huelga de animación que mantenían y, consecuentemente, su presencia masiva en el encuentro ante el Madrid. La carta de los radicales indica que la propuesta de aparcar la "guerra contra Laporta" se acordó el pasado viernes en una reunión después de constatar la situación deportiva del equipo azulgrana y la trascendencia del choque contra el Madrid. La peña Boixos Nois hace un llamamiento a sus socios y simpatizantes para que acudan al estadio a animar al equipo "como lo harían normalmente si la actual directiva del Barça no hubiera iniciado el conflicto". El comunicado, en el que se acusa a Laporta de "realizar falsas acusaciones" -les acusó de chantaje- y recuerda que han interpuesto una demanda por tal motivo, señala incluso que el sábado venderá lotería de Navidad en la puerta 88.

Un cierre pendiente

La directiva, por su parte, ha desplegado una campaña para pacificar el ambiente del partido por dos razones: primero, porque ha adquirido un serio compromiso para erradicar la violencia y, segundo, porque sabe que, en el caso de que se produzcan altercados, se multiplicará la exigencia de que el club cumpla de una vez los dos partidos de sanción que pesan sobre el Camp Nou por los altercados del último Barça-Madrid precisamente, disputado hace un año. Entonces, sin embargo, fueron espectadores que ocupaban localidades de tribuna quienes arrojaron al césped varios objetos, entre ellos una botella y una cabeza de cerdo, de la misma manera que los principales incidentes se registraron en los córners, circunstancia que invita a la seguridad a extremar las medidas en todo el campo.

La policía, que teme que aficionados radicales intenten colarse el sábado en zonas no conflictivas, sabe que hinchas violentos barcelonistas ya han entrado en contacto con grupos de skin heads de otras ciudades españolas y de Alemania que tienen previsto desplazarse a Barcelona.

La junta ha vaciado el gol norte con medidas drásticas: despidió a empleados presuntamente vinculados con el mercadeo de entradas y obligó a los boixos que son socios a ocupar la plaza que figura en su abono; algunos tienen su localidad en la tercera gradería y ya han provocado incidentes en los partidos con el Betis y el Panionios. Los incidentes fueron controlados por la policía, que los interpretó como un posible ensayo de los radicales para calibrar el despliegue de la vigilancia en el Camp Nou.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de diciembre de 2003