La bandera española volvió a ondear ayer en Bagdad, varias semanas después de que fuera arriada en la sede de la Embajada. La enseña rojigüalda fue izada en la residencia del máximo representante diplomático español en Irak, pero lo hizo a media asta, en señal de luto por los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia asesinados el sábado. Desde ayer, la residencia cuenta además con su inquilino titular: el nuevo encargado de Negocios, Marcos Vega.
Aunque llegó a Bagdad el pasado 9 de noviembre, con la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, el nuevo representante diplomático español regresó a los pocos días a Trípoli, donde era hasta ahora primer consejero de la Embajada en Libia, para realizar la mudanza. Ayer se incorporó a su puesto con carácter definitivo.
MÁS INFORMACIÓN
"La Embajada va a funcionar con la mayor normalidad posible, dentro de las difíciles circunstancias que vive el país", dijo a su llegada. "Siempre hemos estado en Irak y nos vamos a quedar", agregó.
El nuevo encargado de Negocios -equivalente al embajador mientras no existan relaciones diplomáticas plenas- explicó que "se han adoptado las máximas medidas de seguridad" para prevenir atentados, como los sufridos por varias embajadas, "aunque nunca se puede garantizar al cien por cien".
El personal que se retiró a Amán (Jordania), tras el asesinato de José Antonio Bernal el pasado 9 de octubre, "se está reincorporando gradualmente a su puesto", concluyó, a la espera de que acaben las obras de la nueva cancillería, para cuya inauguración aún no hay fecha.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de diciembre de 2003