El delegado del Gobierno en Euskadi, Enrique Villar, abrió ayer otro enfrentamiento verbal en esta comunidad al advertir a los empresarios que tomen públicamente partido por el plan Ibarretxe de que "posiblemente tengan sus dificultades para vender en el resto de España, porque la gente no se va a quedar con las manos quietas". El Gobierno vasco, el PSE y la patronal vasca Confebask le criticaron de inmediato.
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Villar deslizó su reflexión mientras presentaba los actos de su delegación con motivo del 25 aniversario de la Carta Magna. "Lo que ahora le molesta a la Constitución es el plan Ibarretxe", sostuvo, para desde ahí advertir a los empresarios de que "tienen que decidirse". Aunque dijo que entiende que "algunos puedan decantarse a favor de los posibles beneficios" a corto plazo, les lanzó su aviso con un "va a haber problemas" por esas "dificultades" para vender en otras comunidades. Con todo, se mostró convencido de que la mayoría de ellos "van a tener una magnífica reacción" frente al plan.
Las declaraciones y actitudes de Villar, que lleva ocho años en el cargo y ha anunciado que lo dejará tras las elecciones de marzo, le han granjeado variados enfrentamientos con las autoridades nacionalistas.
Sus palabras de ayer fueron contestadas por EA e IU, dos de los tres partidos del Gobierno vasco (el PNV no le respondió), y el PSE. El portavoz del Ejecutivo autónomo, Josu Jon Imaz, aseguró que "bastante difícil" es ya la situación de los empresarios vascos "como para que venga Villar a amenazarles". El socialista Patxi López calificó las palabras de Villar de "exabrupto y salida de tono" y sostuvo que declaraciones así "flaco favor hacen a la defensa del Estado de derecho" en Euskadi. La patronal Confebask hizo público en una nota su "malestar" por unas declaraciones "impropias de un representante institucional".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de diciembre de 2003