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La oposición canta victoria en el 'firmazo' contra Chávez

El presidente de Venezuela acusa de parcialidad al mediador de la OEA

El presidente venezolano, Hugo Chávez, chocó frontalmente con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, al imputarle parcialidad a favor de la oposición después de que el funcionario internacional manifestara que no observó fraude masivo durante la recogida de firmas para convocar un referendo contra Chávez. La oposición cantó victoria al proclamar un acopio de 3,8 millones.

El Gobierno, sin embargo, insiste en el "megafraude" y niega que se hayan alcanzado 2,4 millones de firmas, el 20% del padrón electoral, exigido para convocar el revocatorio. El Consejo Nacional Electoral (CNE) tendrá la última palabra en enero.

"El doctor Gaviria dijo que no había visto nada anormal y que estaba seguro de que las pequeñas irregularidades que se dieron no tuvieron nada que ver con los dirigentes opositores. Creo que se pasó de la raya", acusó ayer el mandatario en un mitin. "Pasa mucho tiempo con la oposición. (...) Si tiene un tiempito para venir por Miraflores , le mostraré algunas cosas para ver si considera que son normales en un proceso democrático. Si quiere dialogar, lo estoy esperando". Los portavoces de la Coordinadora Democrática reconocieron al presidente "el derecho al pataleo, pero de un mal perdedor". El revocatorio, agregaron, "es inevitable". César Gaviria, por su parte, pidió ayer una cita para reunirse con Chávez.

El pliego de cargos publicado por el Gobierno y las organizaciones oficialistas, "la punta del iceberg", según precisaron, cita carnés de personas fallecidas, locales donde se rellenaban impresos con firmas o intimidaciones a trabajadores de empresas privadas. Pacientes de un manicomio, se afirma, fueron llevados a firmar en autobús, los residentes de un geriátrico de una barriada de Caracas se amotinaron cuando les amenazaron con dejarles sin comida si no firmaban, y varias parturientas fueron intimidadas a hacerlo so pena de dar a luz en la calle. Asimismo, según el Ejecutivo, enfermos dispuestos para ser intervenidos o pensionistas de algunas gobernaciones que querían cobrar sus haberes debieron firmar antes de pasar al quirófano o la taquilla de pago.

"Atropellaron la dignidad de los pacientes. Se convirtieron en chantajistas del dolor humano. Hay que ser bien animal. (...) Los dirigentes [de la oposición] son unos desalmados", protestó Hugo Chávez, cuya expulsión reclaman quienes le endosan un estilo pendenciero y una gestión ruinosa, filocomunista o incapaz de establecer los consensos de una convivencia pacífica. El controvertido gobernante ganó las generales de diciembre del año 1998, fue reelegido dos años después y terminará su mandato dentro de tres si un referendo revocatorio, en marzo o abril si se logran las firmas, no acorta el periodo. El CNE tiene 30 días, a partir de la presentación de las firmas, para anunciar los resultados del escrutinio.

El quinto país productor de crudo, con un golpe de Estado y varias huelgas generales en dos años, hierve de encono; cerca del 80% de sus 24 millones de habitantes padece pobreza; la inflación acumulada supera el 22%, y la contracción económica alcanzará este año el 14%. El temprano cruce de insultos entre el ex teniente coronel y los empresarios, jerarquía católica o partidos de la oposición dividió al país en dos porciones; una tercera sigue agazapada, según se desprende de los promedios de abstención y los datos de participación política. La renta petrolera permite al Gobierno un elevado gasto público, y un populismo político y electoral centrado en los estratos más pobres, cantera de votos del oficialismo.

Como si Venezuela viviera sumergida en el siglo XIX, escriben los académicos Moisés Naím y Ramón Piñango en el libro En esta Venezuela, editado por el Instituto de Estudios Superior de Empresa (IESA), Chávez extrajo una frase del himno de los federales, "¡Oligarcas, temblad!", para referirse al grueso de la oposición. Los oligarcas del imaginario chavista comenzaron siendo los empresarios "que levantaban una ceja con cada nueva iniciativa del presidente", pero acabaron siendo estigmatizadas las clases media y alta, castigadas por la crisis económica. Los sectores más populares apoyan a Chávez porque siente que es como ellos, los atiende y lo entienden.

Firmó quien quiso

La arremetida del presidente venezolano, Hugo Chávez, contra la OEA se produjo después de la difusión de un comunicado de la organización interamericana y el Centro Carter, con 55 observadores. "Quien quiso firmar pudo hacerlo sin impedimentos", resumieron en un comunicado. Para César Gaviria y la portavoz del Centro Carter, Jennifer McCoy, la violencia o incidentes registrados "en ningún caso pusieron en peligro la legitimidad del proceso". El fiscal general, Isaías Rodríguez, había indicado el lunes que "las irregularidades no empañaron el proceso, que, en general, se desarrolló con normalidad". Según el ministro de Infraestructura, Diosdado Cabello, la Coordinadora Democrática, que aglutina a los sectores antigubernamentales, no llegó a los dos millones de firmas. Uno de sus dirigentes, Henry Ramos, mencionó cuatro millones. "El Consejo Nacional Electoral (CNE) los espera en la bajadita", advirtió Jorge Rodríguez, uno de los cinco miembros del CNE, aludiendo a la minimización, exageración o invención de cifras por ambas partes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de diciembre de 2003

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