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OPINIÓN DEL LECTOR

¿Servicios urgentes?

Son las 22.20 del martes. Cruce del paseo de Gràcia con Gran Via. Un motorista embiste a un peatón que cruza con el semáforo en rojo. El peatón cae al suelo con una brecha sangrante en la cabeza. Algunos de los testigos llaman a los servicios de urgencias. Otros ayudan a la víctima en la acera. Una chica corre al hotel Avenida Palace y pide una manta para cubrir al accidentado. Le dicen que no tienen. Pasan los minutos; se sigue llamando por los móviles. A las 22.35 aparece una patrulla de la Guardia Urbana, no lleva manta. Hacen todo lo que pueden: reclamar nuevamente la ambulancia, un agente acompaña a la víctima y la tapa con su chaqueta, el otro toma declaración al motorista y a un par de testigos. A las 22.52 (32 minutos después) aparece una ambulancia del 061. A las 22.55 aparece otra del 080 (bomberos).

Parece ser que el peatón saldrá de ésta (lo deseo de todo corazón). Pero a mí y a otros que hemos estado hasta el final nos recorre un escalofrío cuando pensamos en lo que habría pasado si el accidente hubiese sido mucho más grave. Estamos en el siglo XXI, en una ciudad moderna, avanzada, cosmopolita y muchas cosas más, y cualquiera podría morir como un perro tirado en la calle en el centro de Barcelona porque una ambulancia tarda más de media hora en llegar. De pena, ¿verdad?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de diciembre de 2003