Marcha atrás. En el pulso entre el entrenador del Valencia, Rafa Benítez, y el director deportivo, Jesús García Pitarch, se impuso anoche este último. Pitarch continúa en su cargo después de que el consejo de administración del club revocara anoche la decisión tomada el día anterior por su comisión ejecutiva. Ésta había decidido despedir a Pitarch por sus reiterados choques con Benítez y con el director general, Manuel Llorente. Pero ayer se impuso la tesis del presidente, Jaime Ortí, y sobre todo, del segundo máximo accionista de la entidad, el constructor Bautista Soler, favorables a la continuidad de Pitarch. En el fondo subyace una lucha tremenda por el poder entre Soler y Llorente, mientras el máximo accionista, el ex presidente Paco Roig, aguarda a sacar beneficio de la refriega para volver a la directiva.
El enfrentamiento de Benítez con Pitarch ha sido constante desde el pasado verano. Dos egos muy pronunciados que encontraron en los fichajes la excusa para atizarse. Todo arrancó cuando, en el Valencia-Inter de la pasada Copa de la UEFA, Benítez criticó públicamente el "poco compromiso" de algunos jugadores. Pitarch criticó a su vez esas declaraciones y, a partir de ahí, las puyas fueron habituales. Pitarch, de 39 años, se hizo cargo de la dirección deportiva del Valencia a principios del curso pasado. Es, pues, el responsable de los fichajes de Canobbio (4,5 millones), Jorge López (4 millones), Oliveira (500.000 euros) y Sissoko (gratis). Es decir, compras a bajo precio tal y como le había solicitado la sociedad. Ahora, después de esta marcha atrás de la directiva, sus relaciones con Llorente y con Benítez no pueden ser más delicadas. Sobre todo, porque son tres cargos que deberían tener una comunicación diaria. Y fluida.
Pitarch se veía ayer por la tarde fuera del club. Despedido y de regreso a su oficio de abogado en el despacho de su pueblo natal, La Pobla de Vallbona. Hasta tal punto que se valió de una ingeniosa metáfora para reflejar su tensa relación con el Valencia en los últimos meses. "Es como si quieres bailar con la chica rubia y más guapa de la fiesta, pero cuando lo haces, descubres que tiene mal aliento". Aún así, Pitarch se resistía a pensar que el Valencia esté condenado a seguir despidiendo ese aliento tan fétido. "Me resisto a creer que este club no puede avanzar. El Valencia ha evolucionado a impulsos. Lo hizo en una fase del mandato de Arturo Tuzón, lo hizo en la primera etapa de Roig y también en la primera etapa post-Roig".
Su contrato como director deportivo expira en junio. Sin embargo, tiene otro contrato indefinido como director de la escuela del club, tarea que desempeñó durante los dos años anteriores. Y por la que fue muy valorado en el propio club: se le reconoció la buena organización y al abaratamiento de los gastos. Antes, Pitarch tuvo una larga trayectoria como jugador en equipos -salvo el Valencia- de segunda fila: el Gandía, el Espanyol, el Figueres, el Orihuela, el Logroñés, el Mérida, el Villarreal y el Murcia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de diciembre de 2003