Cada vez hay menos violentos en el fútbol y más con las mujeres, ¿por qué será? Tanto los clubes como los aficionados han ido tomando conciencia de lo negativo de esta violencia para el deporte y, además, está la televisión, que lo graba todo. Se puede identificar a los violentos y, por tanto, adoptar medidas. Incluso hay sanciones fuertes para los clubes que no las toman. Las expresiones de fanatismo son cada vez peor vistas por la sociedad y por los aficionados. Están dejando de ser un símbolo de hombría. Cada vez se aísla más a esta gente.
Pero no ocurre lo mismo con la violencia contra las mujeres. Dicen que no se puede identificar a los violentos porque actúan en el ámbito de lo privado. ¡Menuda disculpa! A los machistas y misóginos se les puede identificar perfectamente. Basta oírles esos chistes denigrantes sobre las mujeres o cómo alardean del trato que dan a la suya o lo que harían si dudaran algo de su fidelidad. Basta ver los grupos activos de machitos que consideran que somos todas putas, siguiendo el título del libro recomendado por el Instituto de la Mujer. Basta ver cómo tratan a sus secretarias o empleadas y cómo justifican la necesidad de la prostitución en una mayor necesidad sexual, aunque signifique aceptar una forma de esclavitud humana. Basta ver lo permisiva que es esta sociedad con estos violentos, que circulan a diario entre nosotros para entender por qué se está expandiendo esta violencia y no la otra. ¡Basta ya, hombres!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de diciembre de 2003