El sistema autonómico que introdujo la Constitución de 1978 es una realidad consolidada. Cuando se les da a elegir entre cuatro fórmulas posibles de organización del Estado, los encuestados prefieren ampliamente la actual, con regiones y comunidades autónomas. El 31,3% se muestra muy de acuerdo con ella, y un 40,7%, bastante de acuerdo. El 72%, en consecuencia, apoya el sistema vigente, frente a un 13,9% que no lo ve con buenos ojos y un 5,7% que lo rechaza.
El apoyo al sistema autonómico constitucional ha dejado de ser un factor diferenciador entre las tres grandes corrientes políticas. La suma de los que se declaran bastante o muy de acuerdo con la organización territorial en comunidades autónomas es del 76,1% entre los votantes del PSOE, del 75,7% entre los votantes de IU y del 74,5% entre los del PP. Las diferencias son escasísimas.
Entre las otras fórmulas propuestas, la de un Estado centralizado cosecha un rechazo mayoritario. Suman el 66,1% los que se declaran poco o nada de acuerdo con la idea. También es rechazada, y por una proporción aún mayor, la propuesta de que se reconozca a las nacionalidades la posibilidad de convertirse en independientes. La suma de los que se declaran poco o nada de acuerdo es del 67,2%.
En cambio, existe una cierta apertura a la propuesta de regiones y nacionalidades con mayor autonomía. El rechazo es mayoritario (se declara poco o nada de acuerdo el 44,7%), pero la suma de los que se muestran muy de acuerdo o bastante de acuerdo es del 40,6%.
Es en este apartado donde se aprecian más amplias divergencias en función de la corriente política con que se identifica cada encuestado. El 75,8% de los interrogados que son votantes de IU participa de esta opinión favorable. También la comparte el 50,3% de los votantes del PSOE. El porcentaje cae de forma drástica, al 23,3%, entre los votantes del Partido Popular.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de diciembre de 2003