Su pueblo natal, El Barraco (Ávila), vivió ayer una triste riada humana, con más de 2.000 forasteros, en el funeral y entierro del ciclista José María Jiménez, El Chava, fallecido el sábado por la noche, a sus 32 años, a causa de un ataque al corazón. En la fotografía, su esposa, Azucena, y su padre, Antonio, lloran sobre su féretro momentos antes de darle sepultura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de diciembre de 2003