Escribo estas líneas para decirle a Eduardo Madina que me parece injusto (¿despistado?) cuando, para afear la conducta de Arzalluz, se acuerda de Aznar. Mi memoria me lleva a Madrid, donde la organización terrorista ETA intentó matar al presidente en abril de 1995. ¿Y no es sabido lo mucho que a aquel le gustan las nueces que encuentra después de que otros sacuden el árbol?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de diciembre de 2003