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Crónica:FÚTBOL | Decimosexta jornada de Liga

Los centrales sostienen al Atlético

Los goles de Simeone y de Lequi, éste espléndido de ejecución, frustran la remontada del Celta

Enfrascado Torres entre los centrales del Celta y perdido el centro del campo rojiblanco en su infructuoso dominio, el Atlético tiró en Balaídos del viejo recurso de los centrales, que extrajeron petróleo de las habituales concesiones del equipo celeste a balón parado. En un mal partido, el equipo de Manzano se adelantó gracias a Simeone. Un gol sencillo, dada la indolencia de los de Lotina. Pero a la remontada gallega respondió Lequi con una irrupción sensacional: recibió de espaldas a la portería, se llevó la pelota con un sombrero y, a la media vuelta, enganchó un cañonazo que dejó a Cavallero temblando. Fue la única gota de calidad que derramaron los colchoneros en el estadio céltico, del que no han salido derrotados en toda la década.

CELTA 2 - ATLÉTICO

Celta: Cavallero; Cáceres, Berizzo, Sylvinho; Ángel, Luccin, José Ignacio (Giovanella, m. 61), Juanfran; Gustavo López (Vagner, m. 74), Jesuli; y Milosevic.

Atlético de Madrid: Burgos; Gaspar, Simeone, Lequi, Sergi; De los Santos, Jorge (Musampa, m. 74); Novo (Aguiler, m. 87), Ibagaza, Rodrigo (Paunovic, m. 61); y Torres.

Goles: 0-1. M 17. Córner que cabecea Simeone, completamente solo en el poste contrario.

1-1. M. 37. Luccin, de gran lanzamiento en falta directa.

2-1. M. 40. Milosevic, a pase de Jesuli, que se había internado por la banda tras un pase del mismo jugador serbio.

2-2. M. 82. Lequi controla con suerte el balón que le da en el hombro, lo levanta entre los defensas célticos y empalma una gran volea que se cuela entre los brazos de Cavallero, incapaz de tocarlo ante su potencia.

Árbitro: Téllez Sánchez. Amonestó a José Ignacio, De los Santos, Sylvinho, Simeone, Gaspar, Gustavo López y Milosevic.

Unos 17.000 espectadores en Balaídos.

Como había reclamado Gregorio Manzano, el Atlético tuvo más el balón que el Celta, pero fue el suyo un dominio horizontal, tedioso y repleto de paredes hacia ninguna parte, enredadas en la tupida trama de Lotina. Echó en falta Fernando Torres una referencia en la delantera o, visto desde el lado contrario, agradecieron los tres centrales célticos la soledad del Niño, sólo apoyado por inocentes incursiones desde la línea de tres cuartos. Quizás por conocer de las intenciones del Celta de proteger el centro del campo con cuatro perros de presa, el Atlético tiró de Jorge para apoyar a De los Santos en la sala de máquinas, pero el toque que obtuvo en la medular se diluyó en la soledad de Torres.

Para el Celta, la cosa consistía en reeditar el partido de San Siro. Con los mismos jugadores e idéntico dibujo desplegó Lotina al Celta por su campo, encomendado a cualquier latigazo de calidad de Jesuli o de Gustavo. Y como ante el Milan, fue capaz el equipo gallego de levantar la cabeza tras el primer mazazo rival, que no obtuvo rendimiento de su dominio, sino de otro de los clásicos patinazos defensivos del grupo de Balaídos. En esta ocasión, al Celta se le olvidó un detalle tan de manual como cubrir la subida de los centrales en un saque de esquina. Anotó Simeone cerca del segundo palo sin ninguna oposición, pero también pudo hacerlo Lequi, totalmente abandonado por el área pequeña.

Fue una noche agridulce para Simeone, que hizo en Balaídos lo que no se le pide y falló en lo que se le exige. Veinte minutos después de adelantar al Atlético, el Cholo facilitó el empate con una mano eludible a centímetros de su área, de la que Luccin extrajo el empate con un fuerte disparo. Tres minutos después, Simeone y Lequi emborronaron su trabajo en el segundo gol del Celta, una pared lanzada por Milosevic, que abrió a la banda para lanzarse como un condenado hacia el área pequeña, en la que recibió el milimétrico centro de Jesuli sin oposición de los centrales rojiblancos, superados en la carrera del serbio.

La contrariedad de la rápida remontada del Celta fue un torpedo en la línea de flotación del Atlético, que sufrió el resto del partido entre síntomas de hundimiento. El golpe afectó al banquillo, en el que Manzano no encontró alternativas para una partido cada vez más torcido hasta bien entrada la segunda mitad, en la que el partido se le fue de las manos por momentos.Cuando Paunovic ingresó para colaborar con Torres, sus expectativas se esfumaban. En ningún momento dio la sensación el Atlético de rehabilitarse, pero de nuevo un central, esta vez Lequi, apareció con un gol antológico en auxilio de los suyos, para conservar la tradición rojiblanca en Balaídos.

Manzano elogia el tanto del argentino

Gregorio Manzano se regodeó en el gol de Lequi, al que se refirió con calificativos como "sensacional y espectacular". No sólo le dio el empate, sino que lo hizo con toda su belleza, lo que siempre produce admiración, sea quien sea el que lo marque.

El entrenador rojiblanco subrayó que fue un tanto "extraído de la nada", ya que el balón le cayó como del cielo. En realidad le dio en el hombro, lo que quizá ayudó a que reposara justamente para poder empezar a controlarlo. Desde ahí lo inventó todo. El sombrero a la defensa y el tirazo. "Fue una volea sensacional, conforme caía y con la pierna mala; es espectacular", resumió el técnico.

Se trata del segundo tanto que suma el central argentino este curso, pero el primero que lleva premio aparejado, un punto que Manzano dio por bueno. "Es un gol sacado de la chistera, porque vino de arriba, y si no empala bien a lo mejor se va la pelota fuera del estadio", apuntó.

El espectacular segundo tanto del Atlético frustró el homenaje que el Celta se aprestaba a brindarse tras su victoria de Milán en la Liga de Campeones. Logró el martes el equipo celeste el mayor éxito en sus casi 80 años de historia, aunque nadie que ayer pasase por Balaídos lo diría. La hinchada viguesa recibió a los suyos con una cálida pero minoritaria ovación.

El Celta sólo consiguió reunir a unos 17.000 aficionados, la mitad del aforo de un estadio cada vez menos concurrido. Algo tendrá que ver el trompicado tránsito por la competición liguera, para la que su entrenador, Miguel Ángel Lotina, reconoció ayer carecer de explicación. "Ves al Atlético, y parece imposible que nos lleve tantos puntos", se lamentó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de diciembre de 2003

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