La Real Sociedad ha entrado en barrena en la Liga: ya suma ocho jornadas sin ganar. Descosido por todos sus costados, el conjunto de Denoueix atraviesa una profunda crisis que le ha llevado al pozo de la clasificación. Ahí está, en puestos de descenso. Paradójicamente, en Europa se mantiene firme: ha superado la primera fase del torneo. Del delicado momento de la Real se aprovechó el Villarreal, que firmó un partido muy limpio, como si nada le costara ante un rival muy gris.
VILLARREAL 2 - REAL SOCIEDAD 0
Villarreal: Reina; Belletti, Ballesteros, Quique Álvarez, Arrubarrena (Martí, m. 46); Guayre, Riquelme, Josico, Roger; Víctor (Arzo, m. 62) y Anderson (Xisco, m. 90).
Real Sociedad: Alberto; Rekarte, Jáuregui, Kvarme, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso (Mikel Alonso, m. 60), Boris, Gabilondo (De Pedro, m. 46); De Paula (Nihat, m. 58) y Kovacevic.
Goles: 1-0. M. 12. Riquelme, de volea con la derecha tras un rechace de Alberto. 2-0. M. 32. Anderson bate a Alberto tras recibir un pase con la mano de Reina.
Árbitro: Turienzo Álvarez (castellano-leonés). Amonestó a Quique Álvarez, Belletti, Aranzábal, Kvarem y Martí.
Unos 14.000 espectadores en el Madrigal.
El protagonista del choque fue el meta Reina. Primero le paró un penalti a Kovacevic con un 1-0 en el marcador; y unos minutos después fabricó un contragolpe que fulminó a la Real. La jugada puso en solfa al grupo vasco. Reina lanzó desde su área con la mano a Anderson, quien se plantó solo ante Alberto para batirle con un tiro raso. Está en racha Anderson, que ya suma seis goles.
El partido arrancó vivo, con el Villarreal y la Real Sociedad metidos de lleno en el encuentro, buscando la portería contraria sin entretenerse en detalles accesorios. La presión de la Real Sociedad sobre la zona de creación del rival fue superada sin problemas por el conjunto de Benito Floro, que tiene muchas tablas. La facilidad con que el Villarreal se plantó ante las barbas de Alberto puso en entredicho a la defensa donostiarra. Por la derecha, Guayre y Belletti causaron estragos. En esa banda nació el gol de Riquelme, que remató de volea con la derecha un rechace de Alberto a un tiro de Belletti. Pareció fácil descoser el entramado defensivo de la Real, muy vulnerable. De hecho, el Villarreal pudo aumentar su ventaja al cuarto de hora, pero Guayre se armó un lío y Alberto desbarató la ocasión. En la siguiente jugada, Kovacevic falló un penalti que él mismo había provocado.
La Real fue un quiero y no puedo. No le salió nada. En su peor versión, nada que ver con la Real de la Liga de Campeones, el conjunto de Denoueix trató de entorpecer el juego del Villarreal presionando a sus defensas y centrocampistas. En vano. El Villarreal manejó la situación en todo momento. Salía con la pelota jugada por la derecha, por el centro o por la izquierda. No había manera de frenar al equipo de Floro. El gol de Anderson tras un pase con la mano del meta Reina que dejó solo ante Alberto a su compañero brasileño habló por si solo de la crisis que atraviesa la Real.
Su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones ya evidenció que no anda sobrado de poderes. Ganó la partida al Galatasaray y mereció marcar más goles, pero sufrió mucho más de lo que aquel equipo de la pasada temporada, que fue la revelación de la Liga, quizá habría sufrido.
El Villarreal, en cambio, que también se pasea por Europa, pero con más modestia en la Copa de la UEFA, ahí sigue, pasito a pasito, con la diecreción que acompaña siempre a lo made in Floro.
La segunda parte fue un calco de la primera. Sin capacidad de reacción, como si le supiera mal estropearle la fiesta al Villarreal, la Real dimitió. No lo hizo con descaro, pero tampoco puso excesivo empeño en la remontada. El Villarrea, entretanto, fue a lo suyo: se dedicó a salvaguardar su ventaja y a otra cosa mariposa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de diciembre de 2003