España jugará el próximo viernes (Localia, 18.00) la final contra Brasil, con quien perdió en 1985, en Moscú, por 1-0. Será su tercer intento en busca de su segundo título, pues ya ganó en 1999, frente a Japón, en Lagos (Nigeria). España toca la cumbre, pero su destino, perfectamente, podría haber sido pelearse por las sobras del tercer y cuarto puesto.
Colombia mostró ese aspecto pulcro propio de sus selecciones, pero sin el añadido tan frecuente en esa clase de equipos de la retórica inútil y el pase interminable horizontal. Las ocasiones de los colombianos no se pueden contar sólo con los dedos de las manos y casi se agotarían los de los pies. Gran manejo de la pelota de Aguilar o Montaño y mucha profundidad, incluidas las subidas de su lateral derecho, Anchico, un fenómeno de técnica para el puesto. Un pero, claro: falta de definición. Perea se quedó solo cuatro veces ante Riesgo y lanzó las cuatro contra el cuerpo del portero español, sobrio y bien colocado. También Araujo o Rivas fallaron buenas oportunidades, generalmente, a consecuencia de paredes en el área o balones rápidos cruzados de las bandas al centro.
ESPAÑA 1 - COLOMBIA 0
España: Riesgo; Bouzón, C. García, Melli, peña; Gabi, Tello; Juanfran (Arizmendi, m. 75), Iniesta, Pina (Gavilán, m. 78); y S. García.
Colombia: Landazuri; Anchico, Pachón, De la Cuesta, Fawcet; Rivas, Montaño (Carrillo, m. 89), Aguilar, Castrillón; Perea y Briceño (Araujo, m. 61).
Goles: 1-0. M. 85. Iniesta, de penalti cometido por Anchico al interceptar un pase del propio Iniesta con la mano en el área.
Árbitro: Frank de Bleeckere (Bélgica). Amonestó con tarjeta amarilla a Tello, Montaño, Briceño, Pina, Perea e Iniesta.
Unos 8.000 espectadores en el estadio Rashid de Dubai. España jugará la final del Mundial el próximo sábado ante Brasil. Colombia jugará con Argentina por la tercera plaza.
Todos los elogios a Colombia no significan que España jugase mal. De hecho, jugó bien. Peor que su rival, pero bien. Incluso hizo uno de sus partidos más completos del campeonato. O, al menos, fue en el que estuvo más exigida y mantuvo el tipo.
Los de Ufarte escogieron una vía más directa que los colombianos e, incluso, abusaron de los balones largos de Riesgo o de los centrales. Jugaron con velocidad, esperando el fallo de los defensas, bastante blandos y, sobre todo, Gabi acertó a meter balones al hueco a Sergio García o a las entradas, pocas, de Juanfran y Pina por las bandas. También destacó el medio del Atlético en la recuperación de la pelota y en sus incorporaciones al umbral del área.
El que no tuvo su día fue Sergio García. Empeñado en finalizar todo lo que llegaba a sus pies, desaprovechó varias ocasiones en el primer tiempo. Una de ellas, tras un magnífico pase de Gabi entre dos contrarios que le dejó solo ante Landazuri. El delantero del Barça chutó raso y al centro. Después, sencillamente, desapareció. Tampoco Iniesta cumplió su mejor partido. Ni Juanfran, apagado en la banda y con querencia a meterse por el centro todo el choque.
Cuando la selección, que siempre había ido perdiendo a los puntos, empezaba a mostrar muy mala pinta, llegó el gol. Los jugadores españoles, cansados de perseguir las imaginativas líneas de pase de los colombianos, llegaron agotados al último tramo del encuentro. Y, justo ahí, en el último recodo del partido, se encontraron con un regalo de Anchico. El colombiano desplegó los brazos en el área para cortar un balón de Iniesta que no iba a ninguna parte. Suficiente para llegar a la final.
Allí aguarda Brasil, que eliminó a una sorprendentemente triste Argentina, por otro 1-0.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de diciembre de 2003