Los propietarios del grupo alimentario italiano Parmalat, en crisis de solvencia financiera, decidieron ponerse en manos de un experto gestor para que reflote la compañía, que emplea a 36.000 trabajadores en todo el mundo y factura más de 7.500 millones de euros.
El consejo otorgó todos los poderes a Enrico Bondi, especialista en sacar adelante empresas en crisis, como demostró con la sociedad Ferruzi-Montedison, y en tareas de saneamiento, puestas de manifiesto en Telecom Italia o la aseguradora Fondaria. Bondi pasará a ocupar los cargos de presidente y consejero delegado, que le cede el fundador de Parmalat, Calisto Tanzi, para hacer frente a la grave situación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de diciembre de 2003