El Gobierno británico dio ayer luz verde a la construcción de una segunda pista en el aeropuerto de Stansted, al noreste de Londres, dejando en suspenso la ampliación de Heathrow. La decisión sobre la tercera pista de este aeropuerto, uno de los mayores de Europa, se tomará entre 2015 y 2020 en función de ciertos criterios medioambientales sobre emisiones de gases y de ruidos. También se ha autorizado una segunda pista en el aeropuerto de Birmingham y quizá también en Edimburgo.
El Gobierno ha tomado esa decisión en medio de enormes presiones de las grandes compañías aéreas, lideradas por British Airways, que aseguran que cualquier retraso en la ampliación hará perder a Heathrow su feroz pelea con Paris-Charles de Gaulle, Amsterdam-Schiphol y Francfort por la hegemonía europea.
Pese a esas presiones, el ministro de Transportes, Alistair Darling, ha preferido diversificar la actividad aérea en torno a Londres a favor de Stansted, cuya segunda pista se empezará a construir "lo antes posible".
Una decisión "equivocada", a juicio de algunos, porque las grandes compañías aéreas con sede en Heathrow no quieren ir a Stansted y las pequeñas compañías que operan allí tendrán problemas para afrontar los gastos de la ampliación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de diciembre de 2003