La policía detuvo ayer en Fuenlabrada, localidad madrileña de 180.000 habitantes, a tres supuestos miembros de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) cuando presuntamente preparaban el atraco a un banco. Dos de los detenidos son considerados los autores del asalto perpetrado el 20 de junio en una oficina de Caja Madrid en Alcorcón, de la que se llevaron 170.000 euros tras encañonar y retener al director y a dos empleadas. También fueron localizados tres pisos, en Burjasot (Valencia), León y Móstoles, que anoche estaban siendo registrados.
La captura se produjo a las 7.30 en la calle de Castilla La Nueva, en Fuenlabrada. Según las fuentes consultadas, los tres "le habían echado el ojo" a una sucursal bancaria de esa zona (hay una decena, pero posiblemente se habían fijado en una de Ibercaja, según fuentes de la investigación) y, posteriormente, habían entrado en la cafetería El Diamante. Los dos hombres detenidos habían sido guiados hasta el bar por una mujer, que les dio indicaciones por teléfono móvil sobre cómo llegar desde una cercana estación de ferrocarril.
A la salida del bar, los tres fueron abordados por agentes de la Brigada de Información de Madrid. Los detenidos son Mónica Refojos Pérez, nacida el 6 de junio de 1971 en Vigo (Pontevedra); Santiago David Rodríguez Muñoz, Forestal, nacido en León el 14 de junio de 1971, e Ignacio Varela Gómez, alias Bouza, Nacho y Marcos, nacido en Plasencia (Cáceres) el 12 de enero de 1978 e hijo de un miembro de la banda y del partido matriz (el PCE-r). Los principales dirigentes de los GRAPO, incluido el histórico Manuel Pérez Martínez, camarada Arenas, están presos en París.
Rodríguez y Varela son los supuestos autores del atraco del pasado mes de junio en Alcorcón. El primero está acusado de haber participado en el asalto a un furgón blindado en Santander, el 6 de noviembre de 2001, donde hizo "una requisa de fondos", según la terminología de la banda, de 11 millones de pesetas. También está acusado de haber participado en el atraco a una sucursal de Caixavigo.
Los tres acumulan una docena de reclamaciones de la Audiencia Nacional por pertenecer a los GRAPO, una banda que aparece y desaparece pero cuya permanencia como un guadiana, pese a su desmembración, ha propiciado un término utilizado por los servicios antiterroristas para referirse a este tipo de lentas desapariciones: la grapización. De hecho, aunque formalmente se subraya la adscripción de los detenidos a la banda, los investigadores les califican ya como meros atracadores comunes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de diciembre de 2003